Gemayel acepta un plan saudi de paz que cancela el acuerdo entre Líbano e Israel sobre retirada de fuerzas extranjeras

En un intento de salvar a su régimen naufraagio, el presidente de Líbano, Amin Gemayel, accedió ayer a la principal reivindicación de su oposición, que cuenta con el respaldo de Siria, y aceptó un plan saudí de ocho puntos que prevé la cancelación del acuerdo firmado entre Beirut y Tel-Aviv en mayo de 1983, según revelaron fuentes oficiales en Washington y confirmaron en la capital libanesa medios allegados al palacio presidencial de Baabda. Un comunicado oficial es esperado en las próximas horas.

La creciente presión militar a la que están sometidas, por parte de las milicias drusa y chiita, las unidades del Ejército aún fieles al jefes del Estado obligó a Gemayel a aprobar un plan de paz saudí de ocho puntos que, además de la denuncia del tratado israelo-libanés apadrinado por EE UU, estipula la sustitución de la fuerza multinacional occidental por cascos azules de las Naciones Unidas.Para ultimar el plan, el ministro libanés de Asuntos Exteriores, Elie Salem, viajó ayer a Riad mientras el jefe de la diplomacia saudí, Saud al Faisal, tiene previsto desplazarse hoy a Damasco para obtener el último visto bueno del presidente sirio, Hafez el Asad cuyo Ejército controla, con 50.000 soldados, un tercio del territorio libanés. El proyecto saudí de pacificación de Líbano prevé la retirada simultánea de estas tropas sirias y de los soldados de Israel que ocupan el sur del territorio libanés en un plazo de dos o tres meses. Pero el ministro de Defensa israelí, Moshe Arens, declaró el miércoles que "con o sin acuerdo israelo-Iibanés, Israel prolongará su presencia en el sur de Líbano porque no existe ya un Ejército libanés al que pueda ser confiada la responsabilidad del mantenimiento del orden en ese sector" para impedir infiltraciones palestinas tras el repliegue israelí. La probable negativa israelí a evacuar el Líbano meridional a causa de las insuficientes garantías de seguridad para su frontera norte, incluidas en el plan saudí, servirá de pretexto a Siria para mantener también sus tropas en el país de los cedros.

La oposición libanesa ha rechazado el plan aceptado por Gemayel, cuya dimisión continúa exigiendo. Para el líder de la comunidad drusa, Walid Jumblat, el acuerdo es "demasiado poco y llega demasiado tarde" mientras que el dirigente chiita Nabih Berri, que reconoce haber sido consultado sobre el plan, anuncia que "nos desinteresamos de cualquier aspecto de este plan antes de que el presidente asuma su responsabilidad por la matanza de la periferia sur".Por todos estos motivos, el conjunto del plan de Riad tiene, según fuentes diplomáticas, escasas posibilidades de ser aplicado aunque el presidente denuncie el famoso acuerdo israelo-libanés y las tropas de la ONU sustituyan en Beirut a la fuerza multinacional aún integrada por soldados de EE UU, Francia e Italia, cuya próxima retirada fue anunciada ayer en Beirut por el ministro italiano de Defensa, Giovanni Spadolini.

Los dos principales exponentes de la comunidad cristiana libanesa, Pierre Gemayel, padre del presi dente, y Camille Chamun, líder del Frente Libanés, que reagrupa a las principales fuerzas políticas cristianas, han insistido estos últimos días en la necesidad para Líbano de ratificar este segundo acuerdo firmado entre Israel y un país árabe.