Rayas contra lunares
Los fabricantes de ropa deportiva tienen que alargar su ingenio para que el público y especialmente el telespectador identifique la moda con sus símbolos. Si en otros deportes, el público conoce cónose llama la marca de las tres bandas, en el esquí, donde además influye la moda, la identificación es más difícil. En Sarajevo, la lucha está entre las rayas y los lunares. Alrededor de un 70% de los esquiadores visten los diseños de esas dos marcas.La ropa empleada en eslalon especial ofrece fundamentalmente una protección a los posibles golpes que: el esquiador pueda darse con los palos al pasar muy cerca de éstos. El pantalón lleva rodilleras y, espinilleras, el jersei tiene piezas acolchadas desde los hombros a las muñecas, y los guantes anillos de plástico en los dedos. El clásico gorro de lana de los eslálones se sustituye por un casco de fibra de vidrio en el descenso. La variación no es sólo en la ropa. Para cada especialidad alpina es necesario un tipo diferente de esquís.
Para la fabricación de los esquís de descenso (223 centímetros de longitud) se emplea la madera, fibras plásticas o de vidrio, y aluminio. Deben ser bastante elásticos, y algunos fabricantes suelen hacerlos algo más anchos y con la espátula (punta del esquí) casi plana para darles más aerodinamismo. Los publicitarios consiguieron además que sean transparentes, para que los fotógrafos capten así el nombre de la marca del material, impresa en las tablas.
En eslalon gigante la altura de los esquís está entre 210 y 215 centímetros, según el trazado sea más o menos abierto. Estos esquís deben ser suaves en la espátula y rígidos en la cola o talón, para que tracen bien los giros abiertos del gigante. Su construcción es muy similar a la de los de descenso, pero con bastante más metal en su composición.
Los esquís para eslalon especial (de 200 a 205 centímetros) deben tener la propiedad de recuperarse rápidamente, al tener que efectuar giros rápidos y cortados. En su construcción intervienen las fibras (de vidrio, plástico, carbono o kevlar) y la madera, evitando casi totalmente incorporar el metal.
La revolución técnica ha llegado a los bastones. En descenso se utilizan unos curvados para que, al adoptar la posición aerodinámica del huevo, no ofrezcan oposición al aire; en los eslálones, últimamente se utilizan unos bastones cuya caña, a partir del puño, es diagonal unos 10 centímetros para después ser recta hasta el final. Esto retrasa el punto de apoyo del esquiador, le dan más estabilidad y permiten unos giros más cortados al que dar también retrasado el eje.
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