El llamado 'factor K' y la guerra de Madrid

Diario de Granada(...) Un par de reportajes publicados en el diario EL PAIS, que ha dado suficientes muestras de su actitud antiandaluza, han puesto de manifiesto la fragilidad de una institución y de unos dirigentes inexpertos. El ataque ha sido durísimo, más por lo sugerido que por lo dicho, más por lo que había detrás que por lo que pudiera leerse. Se sugiere, por ejemplo, una falta de honestidad del presidente, cuya vivienda ha sido construida, con el sueldo del matrimonio, por una empresa que no por ello va a dejar de concursar en los proyectos de construcción de Obras Públicas.Otra es la sugerencia de relaciones entre un consejero y determinados poderes fácticos sevillanos, relaciones de amistad que todo el mundo conoce y relaciones anteriores de dependencia, que, desde luego, no suponen que el consejero utilice su cargo para beneficiar a su anterior jefe y, en todo caso, que se pruebe. Otra cosa es que ese nombramiento fuera en su momento un error, y así se dijo hasta la saciedad, aunque sin ningún éxito. Pero el fondo de esas sugerencias, aparte de los ataques personales, de la guerra sucia, es una crisis política, un claro enfrentamiento entre los dirigentes de Madrid y los dirigentes de Andalucía. Porque hay una historia loca en todo esto de las transferencias que de otro modo no tendría ningún sentido. Ahora se ha sabido que Alfonso Guerra ha dejado de ser un oyente en el Gobierno para convertirse en el motorista, un empleo temido, una traición del subconsciente. El motorista es el culpable de que se perdiera el decreto de transferencias del Insalud, según pretexto oficial, aunque ya ha pasado tanto tiempo que se han agotado todos los pretextos.

12 de febrero.