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La violencia marca el inicio de la campaña electoral en el País Vasco

Contundente actuación de la policía en manifestación por la muerte de dos 'etarras' a manos de los GAL

Los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) se atribuyeron ayer el antentado ocurrido en Hendaya (Francia) en el que fueron asesinados los refuGIados vascos Vicente Perurena y Angel Gurmindo. Los GAL asumieron la autoría del hecho mediante una llamada a Radio Popular de Bilbao.Los refugiados vascos pasaron ayer de la estupefacción a la ira, manifestándose en Bayona y Hendaya y presionando a la policía y a las autoridades francesas para que arbitren medidas que garanticen su seguridad física. En la última localidad citada, se produjeron al término de la manifestación duros enfrentamientos con la policía, que utilizó gases lacrimógenos y tomó posiciones en distintas partes de la ciudad.

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A la manifestación en Hendaya acudieron alrededor de un millar de personas. La frontera hispano francesa permaneció cerrada durante el tiempo que duró la manifestación. Antes, el alcalde, Rafael Lassallete, había leído un comunicado del ayuntamiento. en el que se pedía la búsqueda de una solución al problema de la violencia en el País Vasco español, Iejos del ruido de las armas y democráticamente".

Los manifestantes de Hendaya llegaron hasta el puesto fronterizo de San Jaime, donde se enfrentaron a un cordón policial. En presencia de la policía francesa, gritaron frases contra los presidentes francés y español, y lanzaron monedas contra las fuerzas de orden público.

Por su parte, dos diputados socialistas franceses han pedido al jefe del Gobierno, Pierre Mauroy, que intervenga ante el Gobierno español para que "desapruebe y elimino," las incursiones en suelo francés contra activistas vasco españoles.

La sensación de indefensión y el convencimiento de que se enfrentan a una banda de pistoleros profesionales, que disponen de una información precisa y actualizada, ha vuelto a apoderarse de los refugiados vascos, sumiéndolos en la desesperanza y la cólera.

Sólo tres meses

En fuentes de los propios refugiados se apuntaba ayer que Vicente Perurena residía en el número 37 de la calle de Aizpurdi desde hace únicamente tres meses, y que en los últimos días había advertido la presencia en las cercanías de su domicilio de dos coches con matrícula de Bilbao que le infundieron sospechas. Estas fuentes aseguran que Vicente Perurena, casado y con tres hijos, pidió a Ángel Gurmindo, alias Stein y Escopetas, que le acompañara ese día, porque creía ser vigilado de cerca.Portavoces de la policía de Hendaya confirmaron ayer que ese mismo refugiado se personó el miércoles por la mañana en la comisaría de dicha localidad, comunicando sus temores y facilitando las matrículas de los vehículos que estacionaban periódicamente en las proximidades de su domicilio.

En representación de los refugiados, el parlamentario de Herri Batasuna (HB) José Ramón Etxeberría y varias personas más se entrevistaron a mediodía con el subprefecto de Bayona, exigiendo protección para los residentes vascos, mientras un centenar de refugiados se manifestaba frente a la prefectura interrumpiendo el tráfico.Finalizada la entrevista, el parlamentario de 1IB manifestó a los manifestantes que: no debían esperar nada de la policía francesa y que el subprefecto se había limitado a señalarle que- no podía destinar a un agente para la protección de cada uno de los refugiados.

La tirantez de las relaciones entre la policía francesa y los refugiados se evidenció ya la noche del miércoles, en el mismo escenario del atentado y ante la presencia de los cadáveres de Vicente Perurena y Ángel Gurmindo, cuando un miembro de las, Compañías Republicanas de Seguridad (CRS) roció la cara con un spray a la viuda de Mikel Goikoetxea, Txapela -asesinado igualmente por los GAL-, cuando la mujer protestaba y hacía alusiones de complicidad a los franceses. Los refugiados temen que las direcciones de sus domicilios y sus lugares de trabajo estén en manos de los GAL, grupo que en su comunicado de reivindicación anuncia su propósito de seguir actuando en tanto ETA persista en sus atentados.

Los manifestante se trasladaron a continuación a la iglesia de la localidad de Arbonne, donde mantienen la huelga de hambre 30 de las 44 personas desalojadas de la catedral de Bayona por la policía francesa días atrás. Dos refugiados aseguraron haber haber visto en Hendaya días atrás a varios guardias civiles destinados en la comandancia del barrio del Antiguo de San Sebastian.

Raphael Lassallette manifestó que la población de Hendaya está harta de que se utilice esta localidad como lugar para el ajuste de cuentas. "Porque", subrayó, "nadie duda ahora de que existe un ajuste de cuentas y que este atentado es la respuesta a la muerte del teniente general Quintana". El alcalde de Hendaya afirmó que, a su juicio, la única solución es que el Gobierno español negocie con la totalidad de las fuerzas políticas vascas una solución a los problemas del País Vasco, y se mostró esperanzado de que esta negociación pueda iniciarse tras las elecciones autonómicas. Señaló que, en su opinión, no existe conexión entre la policía española y los GAL, y no descartó que este grupo esté relacionado con la organización terrorista de ultraderecha francesa SAC (Servicio de Acción Cívica).

Tras el atentado, la policía francesa investigó en medios de la estrema derecha local y solicitó a varias personas, a las que se les atribuyen simpatías ultraderechistas, que detallaran los movimientos que realizaron ese día. La policía pretendía verificar la posibilidad de que los asesinos estuvieran alojados en domicilios de extremistas franceses.

En opinión del alcalde de Hendaya, el atentado ha sido perpetrado por auténticos profesionales, y esta opinión, corroborada por la propia policía, se asienta en el hecho de que la acción fue realizada con extraordinaria rapidez y precisión, y sin testigos. "Los asesinos dispararon tiro a tiro, alcanzando a los dos refugiados con un total de 10 impactos, casi todos en la cabeza, y desaparecieron sin dejar rastro, en un momento en el que no había testigos". La policía francesa, que cerró los puestos fronterizos e instaló severos controles de carretera, ha analizado los casquillos de bala 9 milímetros encontrados en el escenario del crimen y continúa la búsqueda del Seat de color amarillo en el que se presume que huyeron los asesinos. Vicente Perurena, cuya familia posee en Astigarraga (Guipúzcoa) un restaurante que fue objeto de un atentado con explosivos años atrás, trabajó regularmente hasta hace algo más de un año en una pescadería en Hendaya. Los empleados de este establecimiento le presentaron como una persona excelente y un buen compañero. "No sabemos a qué se dedicaba fuera del trabajo, pero podemos decir que era un compañero extraordinario. Es una locura", Cadieron, "que unos maten allí y otros vengan a matar aquí".

Una información de 'Egin', al fiscal

El Gobierno Civil de Navarra remitió ayer al fiscal una información publicada ayer por el diario Egin, en la que se afirmaba que un teniente de la Guardia Civil vestido de paisano y varias personas más cambiaron la noche del miércoles en el puesto fronterizo del alto de Ibardin (Navarra) las matrículas, francesas de dos vehículos, un Renault 12 y un Renault 14, que acababan de llegar a ese punto, sustituyéndolas por placas de localidades españolas. Según Egin, las personas que ocupaban estos dos coches se alejaron del lugar en dos vehículos que les fueron facilitados por el teniente de la Guardia Civil y los otros individuos.El mismo diario, que atribuye esta información a un trabajador de una de las ventas situadas en el alto de Ibardin, afirma que este hecho se produjo entre las 20.15 y las 20.30 horas. El atentado contra los refugiados se realizó a las 19.50 en Hendaya y el trayecto en coche exige un tiempo mínimo de unos 30 minutos. El teniente de la Guardia Civil del puesto de Ibardin negó ayer los hechos apuntados por Egin y se manifestó extrañado por esa información, que calificó de pura invención.

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