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Múltiples juicios a puerta cerrada en Marruecos, con peticiones de cadena perpetua y pena de muerte, por los disturbios de enero

Han comenzado en varias ciudades de Marruecos juicios a puerta cerrada contra un elevado número de personas de todas las edades presuntamente implicadas en los disturbios ocurridos a mediados de enero. Según informaciones que ha sido imposible confirmar, las penas solicitadas contra los acusados son durísimas y llegan hasta la petición de cadena perpetua y, en algún que otro caso, a la pena de muerte.

Centenares de personas fueron detenidas durante toda la semana pasada y, en general, desde los disturbios a mediados de enero, que arrojaron un balance oficial de 29 muertos, si bien algunas fuentes de la oposición estiman que éste, debe situarse entre los 60 y 90 muertos.Aunque el "jomeinismo, el sionismo y el marxismo-leninismo" fueron acusados globalmente de haber provocado los disturbios, las redadas posteriores de la policía y de los cuerpos de seguridad han afectado igualmente a partidos políticos muy concretos, como el socialista, el comunista y el Movimiento Democrático y Popular del Trabajo (ex 23 de marzo), a integristas en general e incluso a miembros de sectas religiosas minoritarias.

La libertad de prensa se ha visto seriamente afectada a raíz de los pasados incidentes, hasta tal punto que el Sindicato Nacional de Prensa se reunió el 27 de enero para analizar la situación. El diario Al Bayane (comunista) estuvo suspendido desde el 21 de enero hasta el 3 de febrero, y los demás diarios de la oposición, Al Ichtihad Al Ichtiraki (socialista), Al Anual (ex 23 de marzo) y Al Bayane, ahora que ha sido autorizada de nuevo su publicación, están sometidos a censura previa.

Las condiciones que aparentemente les fueron impuestas por las autoridades para poder publicar han sido tres: que dieran íntegro el amenazador discurso del rey Hassan Il del domingo 22 de enero, que criticasen a los autores de los disturbios y los disturbios en sí mismos y que, a partir de ese momento, dejasen de publicar cualquier información concerniente a las revueltas.

Miles de personas han sido interrogadas en las comisarías de policía, y una particular vigilancia ha sido dispuesta en torno a los colegios y liceos, así como sobre alumnos y profesores, que fueron directamente aludidos en el discurso del rey Hassan II

A pesar de los juicios y detenciones, lo más importante parece ser el malestar general -que afecta a la mayoría de cuerpos y estamentos- creado por el discurso del rey Hassan II, malestar que concierne incluso a las capas de población tradicionalmente adictas al régimen. Entre los norteños, en particular, la alocución ha suscitado malestar, y también porque se consideran global y gratuitamente ofendidos por algunos calificativos empleados contra ellos por el rey. Aunque la traducción oficial del discurso real en francés no lo recoge, Hassan II empleó contra ellos algunas expresiones en árabe vulgar, como ajel darbuj, que literariamente podría traducirse por "les machacaría la cabeza", y aubesh, que significa "sarnosos".

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En la mayoría de las ciudades donde se produjeron incidentes, las autoridades locales invitaron a los notables a implorar el perdón real, como el caso, televisado, de la población de Marrakech, a quienes el rey prometió perdonar a condición de que los disturbios; no se repitieran. A pesar del carácter un tanto más conminatorio que tuvo esa misma invitación a numerosas personalidades y profesionales destacados del norte, muchos de ellos se han negado a solicitar ese perdón.

En medio de un clima que sigue lleno de recelos, se mantiene, al parecer, la voluntad del rey de llevar a cabo las próximas elecciones generales el día 30 de marzo. Esta fecha había sido decidida en una reunión del monarca con los seis ministros de Estado que representan en el Gobierno a los seis partidos más importantes del reino: Istiqlal, socialista, constitucional, RNI independientes, nacionales demócratas y Movimiento Popular. La reunión en cuestión tuvo, sin embargo, lugar antes de la cuarta cumbre islámica y antes de las revueltas. Existe una gran preocupación por el posible mantenimiento de la convocatoria a las urnas y, en cualquier caso, en los estados mayores de los partidos políticos se preguntan cómo van a organizar mítines y manifestaciones electorales en Nador, Tetuán, Alhucemas, Alcazarquivir, Casablanca o Rabat, sobre todo después de la gravedad de lo ocurrido en el norte.

El Gobierno se ha lanzado a una amplia campaña de represión de las alzas ilícitas de precios y castigo de los comerciantes o almacenistas que acapararon productos de consumo para especular con la subida que creían tendría lugar en enero. El rey Hassan II ordenó que la parte de su palacio de Casablanca, construida especialmente para la cuarta cumbre islámica, gasto que tantas críticas suscitó, sea abierta al público para demostrar que ese dispendio tendrá una utilidad pública.

El problema fundamental es que ni el pueblo marroquí ni los partidos políticos oficiales creen y a en promesas. Todos los partidos incluidos los de la oposición, consideran que las próximas elecciones serán -siempre según ellos- fraudulentas. El partido del Istiqlal se prepara a convertirse en una oposición moderada al régimen, porque abriga el temor de que va a ser apartado del poder, al igual que los socialistas y los constitucionales del ex primer ministro Maati Buabid. El RNI independientes, del cuñado del rey y ex primer ministro, Ahmed Osman, cree, por el contrario, que parte desde una posición ventajosa para la próxima carrera por las carteras ministeriales, cuya meta y juez final están, a fin de cuentas, en palacio.

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