Prosigue en Beirut la encarnizada batalla entre el Ejercito libanés y la milicia chiita Amal, a pesar del alto el fuego
Un último alto el fuego, proclamado ayer a primera hora de la tarde, no consiguió poner término a la encarnizada batalla que libran desde el jueves, en la periferia meridional de Beirut, el ejército regular libanés y la milicia chiita Amal. Durante las casi 48 horas de enfrentamientos se registraron, por primiera vez desde hace cinco meses, avances y retrocesos sobre el terreno, así como multitud de víctimas mortales.
En los más violentos combates en Beirut desde la guerra civil de septiembre, resultaron muertas 29 personas y más de un centenar fueron heridas, según la policía libanesa; pero fuentes cercanas a la fuerza multinacional occidental destacada en Líbano aseguraron que el número de víctimas era mucho más elevado. Prueba de ello era que las ambulancias recorrían algunos barrios de la capital solicitando con altavoces a los donantes de sangre que acudiesen a los hospitales, al tiempo que la Cruz Roja lanzaba llamamientos por la radio. Desde la tarde del jueves a la del viernes, el Ejército empezó por perder tres importantes posiciones en el límite de los barrios, del sur de la ciudad, en manos de Amal, que logró después recuperar parcialmente tras librar una feroz batalla con los milicianos chiitas, con los que sus soldados llegaron a luchar cuerpo a cuerpo.
Zahle, alcanzada
Los duelos de artillería se ex tendieron también a los frentes tradicionales -montaña drusa y zonas residenciales cristianas, donde fueron alcanzados el palacio presidencial y la residencia del embajador norteamericano- y, por primera vez desde 1981, Zahle -la mayor ciudad casi exclusivamente católica de Líbano, situada en la llanura de la Bekaa bajo control de las fuerzas armadas sirias- fue bombardeada. El Gobierno del presidente Amín Gemayel había sido, al parecer, advertido por sus adversarios de que cualquier intento de asalto contra la periferia meridional, donde viven cerca de 400.000 chiitas, provocaría una réplica sobre Zahle, pero el Ejército libanés aseguró ayer, en un extenso comunicado, no tener la intención de apoderarse de esos barrios.
La rápida pérdida por el Ejército, en la tarde del jueves, de tres posiciones situadas al borde de la zona chiita pone en tela de juicio la eficacia de las fuerzas armadas libanesas, entrenadas por consejeros norteamericanos, y que disponen de carros de combate y artillería pesada, de la que carece la milicia confesional.
Curiosamente, y a diferencia de lo ocurrido en los anteriores choques, la fuerza multinacional no resultó implicada en los combates -dos paracaidistas, fraricés e italiano, resultaron, sin embargo, heridos-, y el portavoz del contingente norteamericano, coronel Dennis Brooks, afirmaba, sorprendido, a los periodistas que "ninguna de nuestras posiciones ha sido atacada".
'Marines'en máxima alerta
Los infantes de Marina fueron, no obstante, puestos en estado de máxima alerta.
En el perímetro del aeropuerto de Beirut, controlado por los marines, cayeron, sin embargo, varios proyectiles de mortero que obligaron a retrasar el despegue de algunos aviones, pero sin llegar a interrumpir el tráfico aéreo, aunque las pocas compañías extranjeras que aún operan en Líbano anularon sus vuelos.
Desplazarse hasta el aeropuerto era una auténtica aventura, a causa de la inseguridad reinante en las carreteras de acceso, y la gerídarmería organizó varias caravanas, escoltando a taxis y vehículos particulares que transportaban pasajeros.
Mientras, en el centro de la eapital, la vida transcurría casi con normalidad, a pesar del ruido ininterrumpido de las explosiones, que impidieron dormir la pasada noche a los beirutíes. Uno de los pocos síntomas de la anomalía ambiental fue la brusca devaluación de la libra libanesa, que perdió el 2% en su cotización frente al dólar. Otro síntoma atípico fue que la fuerza aérea israelí sobrevoló a baja altitud la capital, probablemente interesada en seguir de cerca el desarrollo de los enfrentamientos.
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