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Bettino Craxi sale al paso de las críticas de la Prensa y niega ser un autoritario

Juan Arias

"No entiendo por qué si los demás me critican yo no puedo hacer lo mismo. Y lo que me cabe aún menos en la cabeza es que cuando los otros me atacan dicen que lo hacen en nombre de la libertad, y cuando lo hago yo tenga que ser en nombre del poder", ha dicho el presidente del Gobierno y secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi.

El jefe del Gobierno italiano ha roto así su silencio después de los enfrentamientos con Le Monde y Corriere della Sera, mediante una entrevista al semanario L'Expresso que pone de manifiesto el mal momento que atraviesan las relaciones entre Craxi y la Prensa.El jefe del Gobierno, en la misma entrevista, afirma que no considera aún archivado el caso Le Monde y que volverá al tema apenas haya resuelto en los próximos días algunos problemas graves y urgentes de gobierno.

Se defiende también Craxi de las acusaciones que le han hecho por haberse querellado contra el director de Corriere della Sera, Alberto Cavallari, que ha sido condenado por la magistratura a seis meses de cárcel y diez millones de pesetas de multa.

Craxi afirma: "Debía defender a mi partido". Y revela que Cavallari, "va diciendo que se sacrifica por el Corriere della Sera y gana 45 millones de pesetas al año, exactamente el doble que el presidente de EE UU".

La entrevista pone de manifiesto que tanto Craxi como su partido están atravesando un momento de crisis en sus relaciones con la prensa de este país.

Hay quienes piden a Craxi un poco más de calma, como hizo ayer en su editorial el director de Il Messaggero, el socialista Vittorio Emiliani, que escribió: "No entiendo por qué el presidente del Gobierno tenga que descubrir siempre complós en la Prensa; sería más fácil responder con los hechos y con tolerancia a las críticas, aun a las injustas y maliciosas".

Y por lo que se refiere a las viñetas del conocido dibujante Forattini en el diario La Stampa, Craxi confirma la noticia de que fue el anciano presidente Pertini, y no él, quien pidió a Forattini que no le dibujase con la camisa negra como a Mussolini; porque además, dice Craxi, "yo jamás me he puesto una camisa negra en mi vida".

Muy duro con Craxi ha sido el director de Repubblica, quien el sábado escribió que lo peor que puede pasarle a una persona o institución es "que pierda la sonrisa y la autoironía", y concluye: "Casos de este tipo los recuerdan los viejos: son cosas de hace 40 años...". Se refiere los tiempos del fascismo.

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