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El asesinato del teniente general Quintana Lacaci

La policia desencadena en Madrid la más amplia operacion de control de vehículos de la historia de la ciudad

Unos 400.000 vehículos se vieron ayer afectados por los controles policiales establecidos en las salidas de Madrid, según informó Emilio García Horcajo, responsable municipal de Seguridad, Circulación y Transportes. La actividad policial de búsqueda de los asesinos del teniente general Guillermo Quintana Lacaci provocó, a lo largo de toda la jornada, retenciones de tráfico "como nunca se habían visto en Madrid", según declaró un portavoz de una importante cooperativa de radiotaxis. Filas de vehículos de hasta 10 kilómetros, lo que convierte en muy dudosa la pretendida eficacia de los controles, se formaron en los accesos a la ciudad. Miles de coches llegaron a estar parados en un punto hasta una hora.

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Los controles se establecieron a partir de la hipótesis de que los asesinos de Quintana Lacaci no habían abandonado aún Madrid y a pesar de que fuentes policiales expresaban ayer su convencimiento de que los terroristas van a permanecer en la capital varios días. "Se trata de dificultar al máximo los movimientos de los terroristas", informó un portavoz de la Dirección General de Policía, que no ocultó su convencimiento de la dificultad de capturar al comando terrorista por este sistema y lamentó las molestias causadas a los ciudadanos madrileños.Unos 1.000 hombres, pertenecientes al Cuerpo Superior de Policía, Policía Nacional y Guardia Civil, participaron en la operación, desarrollada fundamentalmente en Madrid y alrededores, según informó un portavoz del Gobierno Civil. La Policía Municipal destacó por su parte unos 350 agentes, indicó Emilio García Horcajo.

Los atascos fueron particularmente importantes entre las 7 horas y las 10 horas, coincidiendo con la incorporación al trabajo en el primer día de la semana de cientos de miles de funcionarios y trabajadores. En la carretera de Madrid a Burgos, en dirección a esta última ciudad, llegaron a funcionar hasta 10 controles simultáneos en sus primeros 60 kilómetros. Los tramos pertenecientes al término municipal de Madrid eran cubiertos por la Policía Nacional y la Policía Municipal, y el resto por la Guardia Civil, que montó asimismo un control en el puerto de Somosierra.

La circulación en la carretera de Madrid a La Coruña resultó también afectada por los controles. En la dirección a la capital gallega funcionaron hasta tres controles sucesivos en un tramo de unos 30 kilómetros. En las salidas hacia Barcelona, Andalucía y Extremadura ocurrió lo mismo.

Las retenciones de tráfico en las salidas repercutieron notablemente en la circulación por el interior de la ciudad. La avenida de América, salida hacia Barajas, Zaragoza y Barcelona, estuvo colapsada durante horas y ello repercutió en las calles de Cartagena, María de Molina y todo el barrio de Salamanca, donde la circulación fue muy espesa. La autovía de circunvalación M-30, en dirección norte, estuvo paralizada durtante toda la mañana por los controles establecidos en las salidas hacia Burgos y Barcelona. En el tramo sur de la M-30, el colapso se hizo particularmente notable a la altura de Vallecas, por los controles en las salidas hacia Toledo y Andalucía.

Aviones perdidos

Del rigor con que se efectuaron los controles da muestra el hecho de que cientos de camiones fueran obligados a abrir sus cajas y mostrar sus mercancías, operación que duró en cada caso un cuarto de hora, con la consiguiente retención de tráfico. Un portavoz de Iberia informó que, aunque ayer la compañía no disponía de cifras exactas, numerosos pasajeros perdieron sus vuelos al llegar retrasados al aeropuerto de Barajas a causa de los controles.

"La jornada es de caos total. No recordamos ninguna semejante", declaró a primeras horas de la tarde un portavoz de la más importante cooperativa de radio-taxis de la ciudad. "Estamos tardando hasta tres cuartos de hora en hacer cinco kilómetros", añadió. La misma fuente señaló que en la carretera de Extremadura, en el tramo comprendido entre la Estación del Norte y Campamento, los taxistas habían observado una veintena de automóviles mal aparcados en los arcenes, "deben de ser coches robados y abandonados por los chorizos ante la magnitud de los controles policiales".

El noroeste de Madrict resultó especialmente afectado por la búsqueda de los etarras, presuntos autores de la muerte del teniente general Quintana Lacaci. Un importante despliegue policial se registró en los barrios del Pilar, Fuencarral y Ciudad de los Periodistas. La búsqueda llegó hasta Pozuelo de Alarcón y Aravaca.

El peinado, que no alcanzó la espectacularidad del que tuvo lugar a comienzos de abril de 1983, con motivo del secuestro de Diego Prado y Colón de Carvajal, consistió en un recorrido finca por finca efectuado por inspectores del Cuerpo Superior de Policía y agentes de Policía Nacional, que mostraban a los conserjes fotos de los cuatro presuntos componentes del llamado comando Madrid de ETA Militar.

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