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Orden de busca y captura contra el general Durazo, ex jefe de la policía metropolitana de México, DF

La justicia mexicana dictará en las próximas horas una orden de busca y captura contra el ex jefe de policía de la capital general Arturo Durazo Moreno, hoy en paradero desconocido fuera del país. La procuraduría general de la República ha instruido en su contra tres voluminosos expedientes por fraude fiscal de 45 millones de pesos, apropiación indebida de terrenos estatales valorados en 70 millones, y utilización de materiales y empleados públicos en beneficio propio. Las requisas efectuadas en sus distintas casas alimentan ya un nuevo cargo por contrabando.

El general fugitivo, que fue intocable durante el mandato del ex presidente José López Portillo, está en el punto de mira de la justicia desde hace un año. En las páginas de los periódicos ha compartido con Jorge Díaz Serrano, ex director general de PEMEX, actualmente encarcelado a la espera de juicio, el liderazgo en el ranking de la corrupción.Los delitos de los que ahora se le acusa no pasan con todo de ser menores al lado de otros que en los últimos meses ha publicado la Prensa. Un librito escrito por uno de sus ayudantes, Lo negro del negro Durazo, se ha convertido en un éxito de venta local. A lo largo de 150 páginas se narra sin ninguna pretensión literaria cómo el ex jefe policial controlaba el tráfico de drogas, mandaba matar a sus enemigos, dirigía el contrabando de vehículos desde EE UU y utilizaba al personal de la policía para construir sus fabulosas mansiones, que en cuanto a mal gusto nada tienen que envidiar a lo más kitsch de Hollywood.

El ambicioso policía, de origen modesto, llegó en su megalomanía a soñar con que López Portillo pudiera elegirle como sucesor. Para ello se hizo primero nombra general y a falta de diplomas académicos logró títulos de honor y nombramientos honoris causa.

Con un discreto sueldo de 39.000 pesos, que al cambio de entonces venían a ser unos 1.500 dólares, logró edificar en El Ajusco, uno de los pulmones de la capital, una fortaleza de 15 hectáreas que, según la valoración de varios arquitectos, cuesta hoy no menos de 3.000 millones de pesetas sin contar el equipamiento interior, que las autoridades de Hacienda han valorado en 400 millones.

Dignidad de jeque

Esta residencia, digna de un jeque petrolero, es la que ha permitido sin mayores averiguaciones instruir contra él una primera acusación por fraude fiscal. En El Nirvana, que así llamó a esta zona, el general no se privaba de nada: dos lagos. artificiales, un hipódromo, discoteca profesional, piscina abierta y cerrada con oleaje artificial, dos enormes residencias de estilo helénico para él y sus invitados, invernadero, un pabellón para exponer sus 23 coches antiguos, campos de fútbol y canchas de tenis.Por esta mansión desfilaron durante el sexenio de López Portillo todos los políticos del sistema, incluido su gran protector, en fiestas que a veces se prolongaban durante varios días. Para la construcción, Durazo utilizó brigadas enteras de carpinteros y albañiles del departamento de policía, amén de materiales comprados con cargo al presupuesto.

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En la inspección realizada la pasada semana por los agentes judiciales en los sótanos se han encontrado aún cientos de cajas con el membrete de la policía. Entre los hallazgos hay decenas de pistolas y armas largas.

Para el descanso del guerrero Durazo se construyó también en la bahía de Zihuatanejo otra residencia sobre terrenos del Estado. La preferencia del general por la arquitectura de origen griego hizo que todo el mundo terminase por conocer a esta segunda casa como El partenón.

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