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Varias competiciones se disputarán bajo la amenaza de 'alarma de primera clase'

El tema de la polución o el smog es ya viejo en Los Ángeles. En según qué épocas del año, cuando las altas presiones se estabilizan sobre la especie de cucharón en que está situada la ciudad, lo primero que se nota es un escozor en los ojos. El cielo toma un color amarillento y la blanca luz del sur de California adquiere unas tonalidades como de vieja película en tecnicolor. Según un informe estatal, las competiciones de equitación, fútbol y hockey hierba se disputarán bajo el riesgo de los estados de alarma de primera clase, frecuentes en los días que coinciden con los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, en el verano.

Cada año, en las mismas fechas que se disputarán los Juegos Olímpicos de verano, el aire caliente produce el efecto de inmovilizar la atmósfera. Si se sube hasta las colinas de Hollywood, se puede ver con claridad la línea que separa el azul de la manta ocre que cubre la ciudad. Son los peores días del año. En la mayoría de los lugares de trabajo, en las entradas de los grandes estudios cinematográficos, hay carteles que anuncian la previsión de la calidad del aire. Si hay alarma de primera clase, quiere decir que el nivel de ozono en la atmósfera supera las 0,20 partículas por millón en un período de una hora.En este caso se aconseja a las personas de edad y a aquellas con enfermedades respiratorias que se queden en sus casas protegidas por los aparatos de aire acondicionado. Es precisamente en esta época cuando se desarrollarán los Juegos Olímpicos, cuando las altas presiones y la falta de vientos impiden que el aire se renueve con regularidad.

Un polémico estudio de la agencia estatal que controla la calidad del aire indicaba que de las 10 competiciones olímpicas que se disputarán al aire libre, tres de ellas pueden verse seriamente afectadas por el smog, en especial las de equitación, que se celebrarán en el hipódromo de Santa Anita, en Pasadena, un pequeño valle que se encuentra situado al noreste de la ciudad de Los Ángeles. El informe apunta que en los últimos cinco años, durante las fechas en que tendrán lugar los Juegos, se registraron en Pasadena 48 alarmas de primera clase, confirmando los temores que expresó el príncipe Carlos de Inglaterra cuando, al frente de una comisión, visitó oficialmente la ciudad el año pasado.

También los partidos de la fase final de fútbol se jugarán en Pasadena, en el estadio del Rose Bowl, aunque en este caso el peligro es menor, ya que están programados para la tarde, cuando la temperatura ya ha descendido. El hockey sobre hierba, localizado en el barrio chicano de East Los Ángeles, se verá asimismo afectado por varias alarmas de primera clase.

Coches y petróleo

A los varios millones de automóviles que congestionan la red de autopistas que comunica los 80 pueblos de que se compone el área metropolitana angelina hay que unir la gran industria petrolífera, puesto que la ciudad se levanta sobre un inmenso mar de oro negro; con añadir que la imagen de la bomba extractora, similar a una gigantesca mantis religiosa trabajando incansablemente en el jardín trasero de una casita cualquiera, es una de las estampas más típicas del sur de California, queda todo dicho. Además, en el vecino condado de Orange se condensa la gran industria aeronáutica, química y las centrales térmicas.

Para intentar mejorar en lo posible la calidad del aire, las autoridades han elaborado un plan que tiene la desventaja de no ser obligatorio, sino simplemente indicativo: presionar a las compañías eléctricas para que produzcan la mayor cantidad de energía en centrales alejadas del área surcaliforniana; intensificar los controles sobre las emisiones de humos de las industrias químicas de pinturas y esmaltes y de todas aquellas que producen ozono, y a las refinerías petrolíferas para que reduzcan su producción durante la celebración de los juegos.

En cuanto al tráfico rodado, que es el culpable de una gran parte del smog, la solución no se vislumbra tan fácil. Se insistirá en lo que aquí se llama carpool, es decir, que los trabajadores de las empresas se pongan de acuerdo para acudir al trabajo compartiendo sus automóviles.

Se habían previsto otras soluciones, como la de alterar los horarios de trabajo, que ha sido descartada por considerar que aún produciría más caos, y también se intentó rehabilitar una línea ferroviaria entre las dos villas olímpicas, proyecto que se vino abajo por lo desmesurado de su coste. Únicamente queda la solución de los autobuses. La ciudad ha comprado 500 nuevos vehículos y está reparando los que habían sido apartados del servicio.

En el fondo, el problema del smog angelino está fuera del alcance de la organización, ya que depende en un 90% de la madre naturaleza. Van a ser el clima, las temperaturas, los vientos y el grado de humedad quienes determinen si va a ser posible respirar o no en Los Ángeles durante los Juegos Olímpicos de verano.

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