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Garaikoetxea y el PNV mantienen posturas inflexibles en el contencioso por la nominación de candidato a 'lendakari'

La decisión del presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea, de rechazar su nominación como candidato a lendakari en las próximas elecciones autonómicas ha evidenciado una profunda crisis en el seno del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y ha ampliado la imagen inestable de un Gobierno devaluado, no por la oposición, sino por el control que sobre él ejerce, al parecer, la dirección del partido. El conflicto se encuentra estancado en un punto muerto, tras las manifestaciones realizadas ayer por burukides (dirigentes nacionalistas) que, han insistido en la necesidad de que el lendakari asuma la disciplina del partido.

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Carlos Garaikoetxea, por su parte, ha comunicado a una serie de personas allegadas su intención de no volverse atrás si la dirección del PNV no faculta al Gobierno con una autonomía mínima. En una nota facilitada a la agencia Efe, centró su rechazo a la nominación en la retirada de la confianza que supone la disciplina de partido. También dice que "aspecto esencial. de la confianza es poder elegir a los propios colaboradores".La decisión de Carlos Garaikoetxea ha provocado estupor entre las bases nacionalistas que contaban con escasas referencias sobre el conflicto interno, y preocupa extraordinariamente a toda la clase política de Euskadi, convencida de que la decisión del lendakari acarreará consecuencias importantes para la política vasca. Algunos dirigentes políticos sostienen que Carlos Garaikoetxea se ha jugado todo su futuro político en una apuesta muy arriesgada, un órdago que deberá ser contestado el próximo día 7 en la reunión en la que el consejo nacional del PNV elegirá al candidato definitivo.

El conflicto, planteado formalmente como consecuencia de la exigencia al lendakari de someterse a la disciplina del partido oculta en el fondo diferencias de concepciones sobre la función y la política del Gobierno y sobre todo discrepancias en torno a la organización política y administrativa de la comunidad autónoma plasmada en la Ley de Territorios Históricos, (LTH). Los seguidores de Carlos Garaikoetxea aseguran que el presidente no ha faltado. en estos años a la disciplina del partido y que él ha interpretado esta exigencia, no expuesta a los anteriores lendakaris, como un voto de censura a su gestión. Un reproche del que no participa la oposición parlamentaria que ha criticado al lendakari cada vez con mayor insistencia por "permitir que el partido inmovilice y se imponga al Gobierno".

Las diferencias entre el Gobierno vasco y lo que en los medios políticos se denomina el edificio Granada (sede que el máximo organismo ejecutivo del PNV, Euskadi Buru Batzar, ocupa en la Gran Vía de Bilbao), se ha mostrado en numerosos debates parlamentarios, llegando incluso a la paradoja di que el grupo parlamentario nacionalista echó en tierra las propuestas de su Gobierno. Las diferencias son también de índole formal; gestos y actitudes de los burukides que han comprometido la línea del Gobierno considerado, por otra parte, como partidario de una concepción más liberal del nacionalismo. La imposición del himno del Gora ta gora, en lugar del Euskogudariak, que, al parecer, prefería Garaikoetxea, o la actitud adoptada ante cuestiones como la reconversión industrial en el País Vasco, son algunos de los numerosos puntos de ficción que se han registrado a lo largo de la legislatura. Carlos Garaikoetxea se definió en cierta ocasión como socialdemócrata, partidario de un modelo de nación similar al de Suecia. Enfrente, el aparato de un partido que intenta dirigir con disciplina una amalgama ideológica que abarca posiciones muy conservadoras, y otras situadas en los aledaños de la socialdemocracia.

Aceptación popular

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En contraste con las declaraciones de los burukides nacionalistas que afirman que el PNV dispone de elementos capaces de sustituir a Carlos Garaikoetxea, los estudios de popularidad realizados últimamente, con vista a las próximas elecciones indican que el actual lendakari de Euskadi es precisamente la figura con más aceptación popular, muy por encima de dirigentes como Arzallus.

Las declaraciones efectuada por los apoderados provinciales calificando de inflexible su postura de exigir disciplina a Garaikoetxea, representa, al parecer, la respuesta al lendakari que esperaba lograr de la asamblea iiacionalista la aceptación de una serie de planteamientos quepermitiera superar las contradicciones entre el Gobierno y partido y posibilitar una gestión de gobierno menos supeditada.Algunos políticos del País Vasco sostienen que el PNV no tiene candidato para sustituir a Carlos Garaikoetxea y que en todo caso, la decisióri del presidente precipita el proceso de desbandada controlada del Gobierno vasco que se inició con la dimisión del consejero de Economía, Pedro Luis Uriarte. La creación de una comisión mixta: Gobierno-diputaciones para la fijación del dinero que las provincias debían aportar a los Presupuestos del año 1982, fue al parecer, lo que impulsó la dimisión de Pedro Luis Uriarte seguida luego por la de García Egocheaga, consejero de Industria y por el anuncio de Mario Fernández y otros consejeros de no repetir sus cargos. Como apunte de esta situación se comenta estos días que el actual vicepresidente del Gobierno vasco, Mario Fernández, fue incluido como número dos en la lista por Vizcaya, sin siquiera haber sido consultado.

El PNV ha comenzado a buscar candidatos en caso de que Garaikoetxea no acepte. La asamblea piensa que el candidato debe tener experiencia en la Administración pública y conocer a fondo los problemas del desarrollo del estatuto de autonomía y lo ya realizado. Suenan ya cuatro nombres: José Ángel Cuerda (alcalde de Vitoria), Ardanza (diputado general de Guipúzcoa), Mario Fernández1vicepresidente del Gobierno vasco) y Xabier Arzallus (presidente de la ejecutiva del PNV).

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