Peregrinación pacifista en Belén para llamar la atención sobre el riesgo de guerra nuclear
Con un mensaje de paz, revalorizado por el hecho de haberlo pregonado en una larga caminata de 12.000 kilómetros, 20 peregrinos cristianos de varías nacionalidades llegaron en Nochebuena a la gruta del pesebre de Belén.Entre ellos se encuentra el padre George Zabelke, de 68 años, miembro de la escuadrilla 509 de la fuerza aérea norte arnericana, que en 1945 lanzó las dos únicas bombas atómicas utilizadas con fines bélicos, sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, de donde son dos monjas del grupo.
El más joven tiene 20 años y ninguno llegó demasiado cansado, aunque iniciaron el paseo el 9 de abril de 1982, en la base de submarinos nucleares Trident de Bangor, en la costa de Estados Unidos bañada por el oceano Pacífico.
"Queremos llamar la atención sobre el riesgo de la guerra nuclear", dijo uno de los miembros del grupo, que en Belén simboliza el deseo colectivo de paz, en un lugar demasiado habituado a la guerra.
Prueba de la tensa situación es la operación militar organizada por el Gobierno israelí en la localidad de Belén, donde casi un millar de efectivos de las fuerzas de seguridad vigilan y controlan todos los rincones "para evitar un atentado que tendría una repercusión mundial", según dijo a Efe un oficial judío.
A pesar de los controles, centenares de peregrinos han acudido a Belén, muchos caminando los ocho kilómetros que distan de Jerusalén, para presenciar la colorida procesión del patriarca latino de Jerusalén, monseñor Beltriti. Una pantalla gigante permitió, en la plaza principal, seguir por circuito cerrado de televisión la Misa del Gallo.
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