Más de 5.500 millones de pesetas del segundo premio ayudarán a la recuperación económica del casco antiguo de Bilbao
"No cabe duda de que tiene que haber algún duendecillo. Porque es mucha coincidencia. Cuando las inundaciones de Valencia -en el año 1957-, tocó allí el gordo; el año que ocurrió la tragedia en la escuela de Ortuella, en 1979, dimos el primer premio en el sorteo de El Niño (4.000 millones de pesetas). Hay algún misterio en todo esto". Así se explicaba ayer Maite Martínez, una de las dependientas de la administración número 8 de Bilbao, situada en pleno corazón del casco viejo, donde se vendió el número afortunado con el segundo premio del sorteo navideño. Gran número de vecinos de la zona de la ciudad más afectada por las inundaciones han resultado premiados.
La administración número 8 es un establecimiento donde las aguas de las riadas del pasado agosto ascendieron hasta el segundo piso, dejando únicamente en pie las cajas fuertes y el cristal blindado de sus ventanillas, abiertas al público un mes después de las inundaciones con un cartel donde se anunciaba: "Tenemos el gordo de Navidad".El reclamo publicitario resultó premonitorio porque ha sido allí donde se ha vendido la serie íntegra del número 56.074, favorecido con el segundo premio, y un total de 5.520 millones de pesetas, que, junto a las centenas y aproximaciones, redondea la cifra de los 6.000 millones y supera la inversión de los 4.500 millones que ha gastado Vizcaya en la lotería.
"No sé si de tanto oírlo nos sugestionamos un poco y este año nos lanzamos a vender lotería con el entusiasmo de que daríamos el gordo", afirma Matilde García Onieva, viuda de Azcarreta, que regenta la expendeduría agraciada, abierta por la familia de su marido hace 50 años. Desde que abrió sus puertas, esta administración lotera próxima al Nervión quedó convertida en el templo de la suerte por las gentes -particulares, empresas y bancos- que, desde toda España, solicitaban sus décimos convencidos de que el dinero de la fortuna llegaría a Bilbao. Y en Bilbao se vendió "décimo a décimo, en ventanilla" y se ha quedado prácticamente la numeración que ha traído los 6.000. millones de pesetas, distribuidos en centros de trabajo y compradores anónimos, que, una vez cantado el número de la suerte, no acudieron ayer como en viejas épocas al lugar donde hallaron la suerte, materialmente asediado por curiosos y periodistas.
"A la gente le quema el dinero en el bolsillo y, en un primer momento, lo deja quieto en los bancos. A veces, solicita un anticipo, y luego va al mejor postor", comenta Telesforo Vidart entre la nube de representantes bancarios que recorre el circuito de la suerte.
Desde la cocina, adonde llegó la primera noticia a través de un transistor, un torbellino de alegría, brindis y abrazos se extendió por las siete plantas de Ginecoyatreo, una clínica de maternidad del centro de Bilbao donde se repartieron 696 millones entre una treintena de médicos, enfermeras y personal de servicio.
"Para mí son una solución los dos millones y medio que me han caído porque tengo un niño pequeño, el piso por pagar y el marido parado", cuenta Inés Bodón, encargada de la limpieza. Con los nervios a flor de piel, Conchi Iglesías, una burgalesa de Villadiego, no tiene la cabeza para pensar en el destino de los 30 millones que ha distribuido entre su novio, familia y amigos.
"Aquí pasa algo", comenta ante el revuelo que encúentra a las once de la mañana, a su llegada a la clínica, un médico pediatra, donde se entera de la buena nueva. Los 12 millones que le han correspondido contribuirán, en parte, a satisfacer su afición a la ópera. Este doctor prefiere mantenerse en el anoni mato "para evitar que alguien pueda exigirlos".' Aunque no se trata de una cantidad desorbitada, "nadie está seguro", explica, "porque hace muy poco tiempo le acaba de pedir a un colega la mitad del dinero de un piso, que vendió en 10 millones, una organización que todos conocemos". Una pequeña participación del premio "será enviada a las misiones africanas de Zaire" afirma María Rosa Bastida, superiora de una comunidad de cinco monjas carmelitas misioneras que prestan sus servicios en la clínica.
2.000 millones fuera de Bilbao
Los 14 empleados de la sucursal del Banco de Vizcaya en la villa de Guernica recibieron una parte del premio. A excepción de un trabajador, Andoni Lauzirika, soltero y de 49 años de edad, que nunca se ha sentido motivado por los juegos de azar, la totalidad de la plantilla apostó "como siempre" en la lotería. Más de 311 millones de pesetas recibirán ahora a cambio de las 30.000 que habían jugado.780 millones de pesetas fueron a parar a la Papelera del Carmen, en Amorebieta, cuya plantillia está compuesta por 96 empleados. Alrededor de 350 millones de pesetas se embolsarán los 22 empleados de la empresa Lacira, de la localidad de Arrankudiaga.
Un nutrido grupo de trabajadores, vecinos todos ellos de la localidad burgalesa de Miranda de Ebro, pero que trabajan en dos empresas de Berantevilla (Álava), se vieron agraciados con 525 millones de pesetas.
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