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Un argentino preso en Madrid, reclamado por el juez italiano que investiga las relaciones de la Mafia con las Brigadas Rojas

El argentino Romero Severino Servando, alias Cabezón Romero a causa de su poderosa testa, detenido en Madrid el pasado 10 de diciembre, en un hombre de acción al servicio de las mafias mediterráneas, según todos los indicios que obran en poder de las autoridades policiales y judiciales españolas e italianas. Cabezón Romero se especializó en el secuestro y el homicidio, y estaba acostumbrado a utifizar documentos de identidad falsos y armas. Antes de ser detenido en Madrid, el juez italiano que investiga las relaciones entre las Brigadas Rojas y la Mafia había cursado a la Interpol una orden para su busca y captura.

El juez italiano Ferdinando Imposimato, investigador de las relaciones entre las Brigadas Rojas y las organizaciones criminales italianas, había dictado el 5 de octubre de este año una orden de busca y captura a todas las policías agrupadas en Interpol. El argentino detenido en Madrid está acusado de haber participado en italia en diversos secuestros y homicidios. La detención de Romero Severino Servando se produjo de forma casi accidental, cuando inspectores de la madrileña comisaría de Chamartín intentaban desarticular una operación de tráfico de cocaína.El pasado 5 de octubre, la Dirección General de Policía recibió una circular de Interpol por la que se instaba la búsqueda "para su detención y extradición a Italia" del argentino Romero Severino Servando, nacido el 15 de febrero de 1933 en Puerto Deseado, en la provincia argentina de Santa Cruz. La circular especificaba que el juez interesado en su detención es Ferdinando Imposimato, investigador de las relaciones entre el grupo terrorista Brigadas Rojas y las organizaciones delictivas italianas, como la Mafia y la Camorra. "En caso de detención", decía la circular, "avisen urgentemente a Interpol. Se solicitará inmediatamente su extradición.

Tres secuestros

A Cabezón Romero se le implica en el secuestro y posterior homicidio de Antonella Montefoschi, hecho ocurrido el 15 de julio de 1980; también, en el secuestro del industrial Giovanni Palombini, al que sus raptores asesinaron a tiros, pese a que su familia pagó 587 millones de liras (unos 60 millones de pesetas). Este suceso se produjo el 27 de abril de 1981. El tercero de los secuestros que se le imputan a Cabezón Romero ocurrió el 17 de julio de 1981, y de él fue víctima Mirta Corseti, de 15 años. En esta ocasión, la policía detuvo a algunos de los secuestradores y consiguió liberar a la muchacha, aun que Cabezón Romero logró huir.El argentino, uno de los delincuentes más buscados en los últimos años por las policías europeas, es sospechoso también como responsable de diversos ajustes de cuentas entre grupos criminales. El juez Imposimato le atribuye asimismo, y más concretamente, la muerte a tiros de pistola del industrial Giovanni Palombini, cuyo cuerpo fue encontrado el 21 de octubre de 1981 en Cole Traccia.

Cabezón Romero, actualmente ingresado en la prisión de Carabanchel, es un hombre de complexión robusta y 1,79 de altura. De su físico destaca una gran cabeza con pelo rizado y abundante, de color azabache, las anchas cejas y una nariz ancha y achatada. Su detención se produjo el pasado 10 de diciembre, a la 1.10 horas. Los inspectores del grupo de policía judicial de la comisaría de Chamartín habían observado en un bar de la calle de Gabriel Lobo, frecuentado por traficantes y consumidores de drogas, la presencia de tres individuos latinoamericanos, y sospecharon que se pudiera tratar de traficantes de cocaína, por lo que detuvieron al trío y lo trasladaron a las dependencias de la comisaría. Allí descubrieron que se trataba de Antonio Raúl López Torres, nacido en Mendoza (Argentina) en septiembre de 1942, industrial y domiciliado en Fuengirola (Málaga); Roberto Balga Santa Cruz, nacido en Santander en mayo de 1933, comerciante y domiciliado en Benalmádena (Málaga); y de un individuo que dijo llamarse Juan Carlos Pinto, y que intentó tragarse una hoja del pasaporte cuando era conducido a las dependencias policiales. A los detenidos no se les encontró ni cocaína ni armas.

El supuesto Juan Carlos Pinto fue exhibiendo por sorpresa sucesivas personalidades durante los distintos interrogatorios. Primero afirmó ser Miguel Ángel Godoy; luego, aseguró que se llamaba Pedro Raúl Jiménez y, finalmente, trató de convencer a los investigadores de que su verdadero nombre es Carlos Alberto Guerra Ruiz. La comisaría de Chamartín remitió sus huellas al Gabinete Central de Identificación, que logró determinar finalmente que se trataba de Romero Severino Servando. Cabezón Romero se negó entonces a declarar y aseguró que "si hablo soy hombre muerto".

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El capturado no tenía vivienda fija y residía alternativamente en Milán (Italia), Niza (Francia), Barcelona, Madrid y la Costa del Sol, lugares que investiga ahora la Magistratura italiana como posibles ejes de las actividades mafiosas. A Cabezón Romero se le imputa la comisión en España de dos atracos: uno, el robo de la recaudación de la residencia sanitaria La Paz, en marzo de 1982; y otro, el asalto a una joyería de la calle de Bravo Murillo, el mismo mes.

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