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La instalación de rayos X en la aduana de Algeciras reduce en un 80% la entrada de hachís

La utilización de rayos X en la aduana de Algeciras ha disminuido en un 80% la entrada de hachís mediante culeros -portadores de hachís en el interior del cuerpo-, lo que ha originado un iniportante desvío de los traficantes por Gibraltar. Las autoridades del Peñón han comenzado a actuar condureza, y en el último mes han sido detenidas 17 personas en Gibraltar, puestas en libertad tras pagar altas fianzas.

Begoña Atienza, natural de Mondragón (Guipúzcoa), ha sido la última víctima del control en la salida de Gibraltar. Le fueron encontrados en el bolso 100 gramos de hachís y, a. consecuencia de ello, fue encerrada en la prisión de la colonia inglesa, el antiguo castillo árabe construido por Tarik poco después del desembarco de sus tropas, primera construcción árabe en Europa. El castillo de Tarik -Gab el Tarik- da precisamente su nombre: a Gibraltar. Begoña Atienza ha, permanecido tres semanas encerrada en la prisión, hasta que hizo efectivas las 400 libras (alrededor. de 90.000 pesetas) decretadas por el juez como fianza. Parecida suerte corrieron antes que ella. otros 16 españoles.Hasta la instalación del detector de rayos X, la aduana de Algeciras era un importante punto de entra da de hachís en España, hasta el punto de dar lugar a la profesión de culero, con auténtica carta de naturaleza en el Campo de Gibraltar, en especial en La Línea. El culero transporta en el recto o en la vagina -culera, en este caso-, puros de hachís envueltos en papel metálico. Por su aspecto son fácilmente identificables, pero hasta que se instaló el detector de rayos X en la aduana el control del tráfico difícilmente podía ser efectivo. Un perro debidamente entrenado para detectar por el olfato hachís escondido en bolsas, coches o ropas, conocido como Pirri y de alabada eficacia, resultaba inoperante ante los culeros.

Rutas alternativas

El éxito del nuevo sistema ha sido tal que, al mes y medió de su implantación, se calcula que el tráfico de hachís por la aduana ha disminuido por lo menos en un 80%. Los culeros buscan ahora rutas alternativas, todas ellas incómodas. El sencillo tránsito de Ketama a Tánger o a Ceuta, y de aquí, a Algeciras b La Línea, se convierte en Ketama-Tánger-Tarifa-Algeciras o La Línea, o en Ketama-Melilla-Málaga-Algeciras o La Línea. Una alternativa mucho más cómoda es Tánger-Gibraltar, y luego penetrar por el paso peatonal de la verja en La Línea.El problema para los culeros en el paso por Gibraltar es que, puesto que el pasaporte se exige tanto en Tánger como en Gibraltar, es muy fácil detectar por las fechas del viaje si el recorrido hace al individuo sospechoso de portar hachís. La falta de precaución de los primeros en utilizar esta ruta ha provocado las detenciones arriba citadas. El juez actúa con dureza, y así, como en el caso de Begoña Atienza, 100 gramos fueron castigados como si se tratara de tráfico y no de cantidad para consumo propio, cuando según jos indicios se trababa de esto último. Begoña Atienza, parece que no es una profesional, sino una chica del norte que pasó sus vacaciones en Marruecos.

Aunque algunos han comenzado a utilizar la fórmula de trabajar en equipo: uno hace las etapas Algeciras-Ketama-Tánger-Gibraltar portando la mercancía, y se la cede a su, compañero para que pase de La Línea a Gibraltar, el método no da ya resultado. Las autoridades están muy alertadas y si, con esta fórmula, los sellos del pasaporte no indican la existencia del tráfico, el propio aspecto del culero le denuncia. El cambio de culo, como se conoce esta fórmula, dio resultados las tres primeras semanas, pero ya no.

Temor en Gibraltar

La dureza con que actúan las autoridades de Gibraltar, que encierran inmediatamente en prisión a los portadores de hachís, nace del temor que existe en la colonia a que el contacto por tierra con España, o concretamente con la ciudad española de La Línea, de altísimos índices de delincuencia y consumo de droga, contamine la vida pacífica y conservadora de la colonia.

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