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Papandreu y Ceaucescu piden a las superpotencias que paren el rearme nuclear en Europa

El primer ministro griego, Andreas Papandreu, y el jefe de Estado y del Partido Comunista de Rumanía, Nicolai Ceaucescu, hicieron ayer en Bucarest un llamamiento a las superpotencias para que suspendan el rearme nuclear en marcha y retornen a la mesa de negociaciones de Ginebra.

El primer ministro griego volvió ayer a Atenas, tras una visita de poco más de 24 horas a la capital rumana, en las que estudió, con el máximo dirigente de este país, el proyecto de creación de una zona desnuclearizada en los Balcanes, además de "otras cuestiones de la situación internacional, y especialmente europea", según señaló la agencia rumana Ager Press.Según esta misma fuente, Papandreu y Ceaucescu coincidieron en que "la actual situación de tensión en Europa es la más grave de la posguerra y conlleva un peligro de confrontación sin precedentes, especialmente tras la ruptura de las negociaciones de Ginebra". Ambos dirigentes exhortaron a EE UU y a la URSS a suspender el despliegue de los euromisiles y la puesta en marcha de las contramedidas anunciadas por Moscú "para reanudar el diálogo de Ginebra,y alcanzar un acuerdo que conduzca a un equilibrio de fuerzas al nivel más bajo posible". Papandreu declaró en este sentido, durante su brindis al jefe del Estado rumano, que "el despliegue de los misiles Pershing y de crucero en Europa crea un peligro de nuevo tipo, ya que supone cualitativamente un nuevo factor en las relaciones entre las superpotencias. La escalada del rearme nuclear nos sitúa cada vez más cerca del momento final de la humanidad".

El proyecto de crear una zona desnuclearizada en los Balcanes se remonta a una propuesta que en su día hizo el antiguo dirigente soviético Nikita Jruschov. Ceaucescu se ha convertido en su máximo defensor y realiza intensos contactos con los dirigentes de los países integrantes de la zona para conseguir un acuerdo en este sentido.

Bulgaria, el otro país de la zona de los Balcanes integrado en el Pacto de Varsovia, tampoco cuenta con armamento nuclear, y en las contramedidas anunciadas por Moscú para hacer frente a los euromisiles no se prevé la instalación de misiles en su territorio. Observadores occidentales creen, sin embargo, que, de aumentar la tensión en el continente, tanto Sofía como Bucarest sufrirían presiones de la URSS para cooperar con armamento nuclear.

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