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EDUCACIÓN

Poca animación, excepto en la facultad de Derecho

Ante la puerta principal de la facultad de Derecho de la Universidad Complutense, un pequeño coro entonaba villancicos, provisto de una guitarra y un micrófono, para anunciar la visita a la facultad, prevista para hoy, del obispo de Madrid, Ángel Suquía. Dentro, en el vestíbulo, el panorama era mucho menos bucólico. Grandes cartelones anunciaban las distintas candidaturas, y aprovechaban, con un lenguaje bastante áspero, para descalificar las contrarias.La pancarta de la candidatura de Estudiantes Independientes era clara en su opinión sobre la, gestión del actual rector: "Tres años de Bustelo, valen. Cadena perpetua, ni hablar". Y la Agrupación Socialista Universitaria (ASU) destacaba por sus vistosos carteles con el lema Un relevo para el cambio. En esta facultad, la más numerosa de la Universidad Complutense, el elevado número de alumnos, más de 18.000, había obligado a establecer media docena de mesas, en algunas de las cuales la asistencia de votantes era masiva.

Pero dada la mecánica electoral establecida, los estudiantes que querían votar se veían ante una lista formada por nada menos que 235 escuetos nombres, sin identificación alguna, de los que debían elegir un número igual o inferior a 52, que es el número de compromisarios que corresponde a este estamento en Derecho. Por eso, las paredes de la facultad estaban sembradas de carteles encabezados por la sigla de la candidatura y seguidos por una larga lista de guarismos que indicaban los lugares ocupados por los candidatos.

Los profesores y el personal no docente tenían menos dificultades para la votación, y a mediodía ya se disponía de una proporción de votos cercana al 50% del censo total. Los profesores, divididos en numerarios doctores, no numerarios doctores y no numerarios no doctores, debían elegir en esta facultad sólo 42 compromisarios.

Aunque con la misma dificultad de la mecánica electoral -donde sólo variaban las cifras de los compromisarios a elegir, en función del número de alumnos y de profesores- la situación en muchas de las restantes facultades era muy distinta a la de Derecho.

Como ejemplo extremo, pero no único, en Biológicas no se podía advertir un solo cartel sobre las elecciones, aparte de uno que indicaba la situación de las, dos únicas mesas electorales ( comunes para profesores y alumnos). Los escasísimos estudiantes que se acercaban, a votar afirmaban que nadie les había contado nada sobre la naturaleza del claustro constituyente, que no había habido campaña electoral: "Hemos venido porque una amiga nuestra es candidata". Y que tenían dificultades para elegir nueve de los 29 nombres de la lista de candidatos.

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