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El incendio en una casa de la calle de Bravo Murillo causó síntomas de asfixia a 6 vecinos

Seis personas tuvieron que ser atendidas ayer en centros médicos con síntomas de asfixia, como consecuencia de un incendio que se declaró en el piso quinto del inmueble situado en el número 60 de la calle de Bravo Murillo, adonde se trasladaron ocho coches de bomberos. El incendio, que afectó también a la vivienda del cuarto piso, quedó completamente sofocado tres horas después. Aunque la casa fue desalojada por los bomberos, quedaron aisladas durante una hora en un séptimo piso, sin atreverse a salir, tres personas: una anciana, su hija y un nieto. Allí permanecieron hasta que fueron encontradas por un redactor de EL PAIS y un vecino.

"Oímos hervir el agua que va por las tuberías de la calefacción. Al principio no nos alarmamos, pero luego empezó a salir humo; y cuando quisimos salir por la escalera vimos que era imposible". Gloria Martín Cobos explica lo sucedido mientras baja las escaleras intentando, a la luz de una linterna, no tropezar con las mangueras tendidas hasta el quinto piso, donde los bomberos aún trabajan en sofocar en su totalidad el incendio.Gloria Martín, de 58 años, no sabe la hora que es, por lo que desconoce que han pasado 60 minutos desde que comenzó a oír hervir el agua de la calefacción. No ofrece tampoco ninguna explicación de por qué no acompañó a los bomberos cuando éstos, ante sus gritos de socorro por el patio, subieron hasta el séptimo piso y rescataron a su hijo, José Antonio Fenol, que se había desmayado con síntomas de asfixia.

Sólo sabe que se quedó allí con su madre, Gloria Manrique, de 82 años, y su hijo Alfonso, de 20 años. De vez en cuando se asomaban a la terraza y miraban. A oscuras, en bata, Gloria Martín esperó sin saber si el incendio al que habían acudido dos vehículos autobombas, dos autoescalas, un autotanque y tres coches de mando estaba totalmente dominado. Sólo sintieron los golpes de piqueta dados por los bomberos en los pisos inferiores en medio de un, fuerte olor a humo.

Posteriormente, se enterarían que José Antonio había sido llevado al hospital de la Cruz Roja donde al cierre de esta edición permanecía ingresado. Aunque su estado no era grave, los médicos no le dieron de alta como habían hecho con Ricardo Dorado, Azucena Moreno, Sebastián Torres y Arturo de Onix a quienes también se había ingresado con síntomas de asfixia.

En el Ciudad Sanitaria La Paz quedó ingresada, por otra parte, María Dolores Redondo, de 92 años, única persona que se encontraba en el piso quinto centro en el que se declaró el incendio por causas hasta el momento sin determinar. El piso quedó totalmente destrozado. Según informaron los bomberos que tuvieron que utilizar las autoescalas para rescatar a algunos vecinos, la vivienda del cuarto piso también resultó afectada.

El incendio provocó alarma entre el vecindario de la finca. Un hombre, dos mujeres, una de ellas embarazada, y tres niños que se encontraban en las viviendas del octavo piso optaron, ante la fuerte humareda de la escalera, salir por los tejados. En la calle, y ante la posibilidad de que el fuego se propagara, se interrumpió el tráfico, la zona fue acordonada,y hasta el alcalde, Enrique Tierno, acudió a interesarse por la situación.

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