El piloto de Aviaco se confundió de pista por falta de señales adecuadas en Barajas

Noventa y tres personas resultaron muertas y 42 sobrevivieron en el accidente registrado a las 9.50 horas ayer en el aeropuerto de Barajas, al chocar en la pista de despegue un avión Boeing 727 de la compañía Iberia, que se dirigía a Roma, y un DC-9 de la compañía Aviaco, con destino a Santander. El accidente sobrevino al invadir la pista de despegue la aeronave de Aviaco, pilotada por el comandante Algomera, cuando ya el comandante López Barranco, que pilotaba el avión de Iberia, había iniciado la operación de despegue, tras recibir la preceptiva autorización de la torre de control. La densa niebla reinante en Barajas, unida a la deficiente señalización de las pistas, indujeron al piloto del DC-9, a creer que estaba en la pista de rodaje cuando realmente se habla situado en la de despegue. La falta de un radar de superficie y la imposibilidad de percibir visualmente el error desde la torre de control, a causa de la niebla, hicieron inevitable la catástrofe, la segunda que se registra en Madrid en 10 días.

La totalidad de los ocupantes del DC-9 de Aviaco, que se dirigía a Santander, pereció en el accidente, como consecuencia del fuerte impacto que recibió el aparato al ser alcanzado por el Boeing 727 cuando éste, tras recorrer más de 1.000 metros de pista, rodaba a una velocidad aproximada de 270 kilómetros por hora. Los 42 supervivientes viajaban en su totalidad en el avión de Iberia, ocupado por 93 personas. La mayoría de los supervivientes logró escapar por las grietas producidas en el fuselaje, en los escasos segundos que transcurrieron desde la colisión hasta que los restos quedaron envueltos en llamas como consecuencia de varias explosiones registradas. Personal del aeropuerto contó hasta seis detonaciones.A la hora de cerrar esta edición no había una cifra oficial de muertos y habían sido recuperados 70 cadáveres. Con los datos facilitados por las compañías se ha logrado establecer la cifra provisional de 93 muertos y 29 heridos, a los que hay que sumar las 13 personas que resultaron ilesas, entre las que figura el comandante López Barranco, piloto del Boeing. La situación en Barajas era anoche dantesca, pues los equipos de rescate intentaban extraer de los restos del avión cuerpos sin vida, en medio de enormes dificultades de visibilidad. Desde el momento del accidente el campo está cerrado a la espera de que mejore la meteorología.

A la hora en que sobrevino el accidente, el Consejo de Ministros se encontraba reunido en la Moncloa. El ministro de Transportes, Enrique Barón, se trasladó rápidamente a Barajas, tras cruzar un Madrid lleno de sirenas, en pleno desbordamiento de las labores de rescate. Barón mantuvo en el mismo aeropuerto un primer encuentro con los, informadores, pero fue en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros donde hizo las primeras declaraciones oficiales sobre el siniestro. El ministro pareció insinuar que el accidente se había debido a un fallo del piloto de Aviaco, al tiempo que insistía en que el aeropuerto de Barajas es perfectamente seguro y no precisa radares de superficie. Los Reyes de España interrumpieron su estancia en Estados Unidos para regresar a Madrid.

Páginas 13 a 20 y última Editorial en la página 10