La filtración y la sentencia

La filtración de la sentencia del Tribunal Constitucional, sobre la expropiación de Rumasa, con toda la riqueza de detalles sobre la votación de sus miembros, ha sido buena para EL PAÍS, diario que, por la exclusividad de la filtración, se apuntaba el pasado domingo un éxito periodístico. Dicho esto ha de quedar descartada la sospecha de que es el resentimiento el que inspira nuestra comentario. Y para que no haya dudas sobre nuestra postura, todavía nos permitimos preguntar por la decisión que hubiesen adoptado los medios que ahora se escandalizan por la publicación de la sentencia de haber dispuesto de tan valioso material informativo en la tarde del sábado. Es una pregunta a la que los responsables de cada medio de comunicación han de contestar en conciencia. ( ... )( ... ) El presidente del Tribunal Constitucional, Manuel García Pelayo, ha anunciado ahora la apertura de una investigación para delimitar responsabilidades. Seguramente la investigación se cerrará sin que se haya podido llegar a ninguna conclusión. Seguramente está amparada por todas las cautelas y, por supuesto, por el secreto profesional a que está obligado un medio de comunicación, la persona que ha prestado tan flaco e irresponsable servicio al país. Un servicio irresponsable, de cuya sospecha no escapan los que visten toga.

6 de diciembre