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La CEE, querría fijar el término de las negociaciones para el ingreso de España en septiembre de 1984

"En la medida en que no podemos resolver nuestros propios problemas, ¿qué paraíso podemos ofrecer a los; españoles y portugueses? Lamentamos que nuestros amigos de España y Portugal tengan que esperar", manifestó con tristeza Andreas Papandreu. Tras el fracaso de Atenas, puede parecer una paradoja, la CEE está decidida a acelerar las negociaciones con España e incluso puso la fecha del 30 de septiembre de 1984 para su fin. El presidente francés, François Mitterrand, es partidario de decidir "en breve plazo" un sí o un no al ingreso de España, según se respeten o no los intereses franceses.

La fecha mencionada, con carácter de "objetivo para el fin de las negociaciones", figura en la última propuesta de compromiso lanzada por la presidencia griega, y que los franceses han manifestado constituiría la base de partida de sus esfuerzos cuando asuman el 18 de enero de 1984 la presidencia de la CEE por seis meses."El tema de la ampliación no fue debatido", según el ministro belga de Asuntos Exteriores, Leo Tindemans. Estuvo, sin embargo, presente en la mente de los diez que apoyaron la propuesta griega, frustrada por la falta de un comunicado final.

Reiterando lo ya avanzado por su portavoz, Mitterrand señaló que "España y Portugal tienen todo el derecho de obtener de los diez una respuesta en un plazo razonable. Si es el sí, si es el no..., vale más que dejar a estos dos países" en la incertidumbre. Mitterrrand, en una larga declaración sobre esta cuestión, habló de "respetar la dignidad" de España y Portugal.

"Qué historia, qué cultura, qué papel en la geograffa de Europa", declaró el mandatario francés para luego pasar a los condicionantes. "La posición de Francia", concretó después, "es que la respuesta sea clara. No voy a repetir referencias a la organización de algunos mercados, sobre todo agrícolas y especialmente en regiones donde podría existir el riesgo de que se organizacen competencias salvajes".

"Hay que organizar", prosiguió, "y para eso Francia, como Francia y no sólo como presidencia, tiene cuestiones precisas que plantear. Pero ahora esta respuesta se dará en un plazo breve".

Presionar a España y Portugal

Así se manifiesta la ya señalada intención francesa de forzarle la mano a España, y en menor medida a Portugal -los problemas no son del mismo orden, precisaría- para que si deseean ingresar en la Comunidad Económica Europea acepten rápidamente las condiciones que se le ofrezcan.

El presidente Mitterrand indicó, por otra parte, que "Francia tendrá la voluntad de responder favorablemente, pero tiene a la vez una igual , preocupación por defender los justos intereses de sus produc tores y de sus trabajadores en la Comunidad Económica Europea si ésta tiene que pasar de 10 a 12 miembros".

¿Por qué ha cristalizado la idea de una fecha, aunque sea indicativa? Hay que tener en cuenta que el ingreso no está garantizado hasta que se resuelvan los problemas internos de la Comunidad Económica Europea.

Al mismo tiempo, "al fijar un plazo de respuesta, es decir, el final de la negociación, se obliga a cada uno a responder a sus propias cuestiones y, por otra parte, se tiene en cuenta a estos dos países, que bien se lo merecen", explicitó Mitterrand ante la Prensa, rehusando, sin embargo, el diálogo con los periodistas.

La primera ministra británica, Margaret Thatcher aludió a las "razones políticas" de la amplia ción a España y Portugal, y añadió que "sus negociaciones no debe rían esperar a que se resuelvan los problemas intemos de la Comunidad".

Negociación e ingreso

Pero una cosa es la negociación y otra el ingreso, y éste, para la primera ministra británica, ha de esperar "a la reforma interna de la CEE y conllevar unos acuerdos de transición adecuados, que plantean problemas. Por supuesto", terminó, "mucho dependerá de lo que haga la próxima presidencia" a saber, la francesa.

El canciller alemán, Helmut Kohl, se manifestó en una línea similar, aunque recordó el paralelismo que se había establecido en junio, en la cumbre de Stuttgart, entre la ratificación de los tratados de adhesión y las nuevas medidas financieras internas. A la idea de fijar una fecha para el fin de las negociaciones se sumó explícitamente el primer ministro italiano, Betino Craxi.

Triste, pero lógicamente, la parálisis que se apoderó de esta cumbre en algunos puntos de la reforma interna de la Comunidad impidió que se abordara el tema de la ampliación, que salvo en el caso de la República Federal de Alemania (RFA), que lo liga a una decisión sobre el aumento de los recursos financieros de la Comunidad Económica Europea, es una resultante y no una condición previa de la gran negociación que empezó en Stuttgart y se empantanó en Atenas.

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