Rodolfo Seguel: "Queremos una lucha pacifica por la democracia en Chile"
A los 30 años, Rodolfo Seguel, el líder sindical que se ganó el mote de el Walesa chileno, salió por primera vez en su vida de Chile y llegó a Europa, invitado por la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), lo que le permitió enfrentarse con la dura realidad del exilio, con los chilenos que llevan encima 10 años de desarraigo y amargura. En Bonn, Seguel fue recibido por dos ministros -el de Trabajo y el de la Juventud- del Gobierno federal alemán y también se entrevistó con el Partido Socialdemócrata y con el presidente del Sindicato Mundial de Minería. En Colonia, Rodolfo Seguel habló con compatriotas del exilio, que a veces les decía: "A mí, si me vienen con una piedra, trataré de buscar una más grande. Yo no les voy a, poner la otra mejilla".
El líder sindical chileno Rodolfo Seguel repite una y otra vez que el pueblo chileno "está desarmado, hambriento, es pacífico y no quiere repetir el pasado. Queremos una lucha pacífica". Cuando a Seguel le preguntan sobre los militares, Seguel dice que "yo ni dentro ni fuera de Chile me pronuncio sobre las fuerzas armadas, que creo no se deben dividir y deben regresar en bloque a los cuarteles, para ocuparse de defender la soberanía nacional". Rodolfo Seguel estará en Oslo, cuando la esposa de Walesa reciba el Premio Nobel de la Paz. El líder sindical polaco le invitó a que asistiera y Seguel estará allí, porque encuentra mucho paralelismo entre su lucha y la de Walesa, dos sindicalistas que luchan bajo un régimen dictatorial. Antes de ir a Oslo, Seguel pasará también por España, donde es esperado mañana.Pregunta. La reunión que mantuvo con chilenos en Colonia da la impresión de que hay un choque entre los exiliados y los que llevan la resistencia dentro del país. ¿Es difícil coordinar estas dos posiciones y se puede provocar una brecha?
Respuesta. No, no creo que sea difícil. Es una cuestión de ordenamiento nada más, que tienen que ver los dirigentes sindicales y muchos que están en el exilio. Deben saber manejar la situación respecto a lo que pasa en el país. Quizá hay una desesperación por querer estar realmente enterados de lo que ocurre en Chile y querer volver al país, pero no veo una gran diferencia, sino más bien desesperación.
P. Yo veo que a mucha gente en el exilio le cuesta aceptar esta vía pacífica que usted propone.
R. Yo he conversado con muchos chilenos que están en el exilio ahora. Quizá sean muy pocos los que piensan que la vía pacífica puede ser dañina. La gran mayoría de los exiliados plantea que el trabajo que hemos realizado en Chile ha sido de acuerdo con la realidad que vive el pueblo chileno y no se oponen a nuestro trabajo, sino que apoyan toda acción nuestra.
P. En la exposición que hizo a los exiliados en Colonia daba la impresión de que usted proponía el paso de la dictadura a una dicta blanda.
R. ¿Cómo?
P. Usted no ve la posibilidad de pasar a una democracia de una forma automática, sino una fase.
R. No. Lo que yo dije es lo mismo que plantea la Alianza Democrática (coalición de oposición formada, fundamentalmente, por democristianos y parte de los socialistas); el hecho de que exista un período de transición, que Alianza Democrática dice que debe ser de 18 meses, eso no significa una dictablanda, sino el paso a una verdadera democracia. Antes de la democracia hay que trabajar mucho y preparar al pueblo entero. No es que sea una dictablanda, sino un trabajo de ordenamiento de un país.
P. ¿El modelo español podría tener alguna validez para el caso chileno?
R. Yo creo que en el mundo ningún país puede ser igual a otro. Son distintas generaciones, distintos pensamientos, distintas formas de actuar. España está en Europa y nosotros somos un país subdesarrollado. Hay una gran diferencia, y el problema que vive Chile es muy diferente al de España, que tuvo mucho tiempo con su régimen.
P. En el caso español, a la muerte de Franco siguió el mismo jefe de Gobierno, el presidente Arias. ¿Es posible que, tras la desaparición de Pinochet, se dé un régimen de transición con Jarpa?
R. No sé. Esa es una pregunta que habría que conversarla en profundidad, a nivel político. No le hago el quite a la pregunta, pero creo que un régimen dirigido por Jarpa sería difícil, cuando la Alianza Democrática ha planteado cuestiones de una participación directa para producir los cambios.
'Argentina ha dado un paso positivo muy importante'
P. ¿El ejemplo de los países vecinos, de Argentina y Brasil, puede tener influencia sobre Chile?
R. Quizá el problema en América Latina sea más parecido. Felizmente, Argentina ya tuvo elecciones democráticas y esto va a servir mucho al movimiento sindical chileno y al movimiento político. Yo creo que al pueblo chileno también le va a servir. Ha sido un paso positivo muy importante lo que consiguió Argentina.
P. Usted es democristiano, pero la Democracia Cristiana, en Chile, tiene muchas tendencias. ¿De qué tendencia es usted?
R. Yo soy democristiano. La Democracía Cristiana es el partido de unidad nacional y así lo ha demostrado. Está en la Alianza Democrática y sus dirigentes sindicales somos totalmente independientes del movimiento político Las tendencias es algo que se intenta para dividir a la Democracia Cristiana, pero a mí me parece un partido bastante unido y fuerte con una línea muy clara y muy definida respecto a lo que ocurre en el país. La Democracia Cristiana tiene una sola línea, el retorno a la democracia por la vía pacífica, y en ese trabajo estamos todos.
P. ¿La huelga general es un objetivo del movimiento sindical chileno o es una utopía? La movilización en las calles es algo relativamente fácil de conseguir en un estado de desesperación como existe en Chile ante la situación económica, pero una huelga general es mucho más difícil. Esto es algo que usted, como sindicalista, debe conocer bien.
R. La huelga general es una instancia que tienen todos los trabajadores del mundo y en algún momento hacen uso de ella. En Chile es difícil en este momento, pero no es imposible. Es difícil, y para preparar una huelga habría que trabajar bastante. En estos momentos no nos hemos planteado hablar de huelgas. Es prematuro.
P. ¿La CUT (organización sindical chilena durante la democracia) piensa igual?
R. La CUT, en Chile, no existe.
P. Usted, a sus 30 años, casi no conoció la Unidad Popular en Chile y el Gobierno del presidente Allende. ¿Qué impacto tuvo en su vida la Unidad Popular?
R. Yo conocí la Unidad Popular en mi juventud. Todo lo que ocurrió con la Unidad Popular, especialmente al final, me dejó una experiencia muy mala, como terminó la juventud chilena, como terminaron los partidos políticos, como terminó el sindicalismo chileno, que al final fue manejado por los partidos políticos, especialmente el partido comunista, que manejaba la CUT. Yo creo que esta historia no se repetirá nunca más en Chile. Vamos a trabajar para crear el sindicalismo chileno como organización totalmente independiente de los partidos políticos, para poder trabajar y presionar por los problemas de los trabajadores y no los de los partidos políticos.
'Que los partidos políticos no manejen los sindicatos'
P. ¿Usted es partidario de excluir al partido comunista de las organizaciones unitarias de. oposición?R. No, porque hay trabajadores de pensamiento comunista, y uno, como dirigente sindical, no los puede dejar de lado, sino todo lo contrario, hay que defender a todos los trabajadores. Pero sí soy partidario de que los partidos políticos no manejen a las organizaciones sindicales.
P. ¿Qué va a ocurrir o qué preconizan ustedes ante los torturadores y los asesinos?
R. Nos lo hemos planteado mucho. Cuando volvamos a la democracia, hay tribunales y ellos tendrán que dictaminar quiénes son culpables de los hechos acontecidos en el país; pero no los tribunales populares, no el pueblo, sino los tribunales de justicia.
P. ¿Los tribunales de justicia ordinarios, los mismos que están en funciones ahora?
R. Los tribunales de justicia. Serán los jueces actuales u otros, pero no debemos emocionarnos tanto y tenemos que ser responsables.
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