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El campamento de Badaui, tomado por los sublevados contra Arafat

El campamento de refugiados palestinos de Badaui, el último que controlaban aún en Líbano los partidarios de Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), cayó ayer, tras 48 horas de violentos combates, en manos de los fedayin rebeldes, respaldados por fuertes contingentes de los ejércitos sirio y libio, según afirmaron fuentes de la OLP.Queda por ver ahora si los guerrilleros palestinos sublevados y los 12.000 soldados, sirios desplegados en la región intentarán desalojar a Arafat de la cercana ciudad de Trípoli, donde el líder palestino se ha refugiado junto con sus 4.000 seguidores libaneses y milicianos integristas del Movimiento de Unificación Islámica.

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Badaui y todo el centro y norte de Líbano habían sufrido a primera hora de la mañana de ayer intensas operaciones de castigo efectuadas por nutridas escuadrillas de la aviación israelí, que desencadenaron un sangriento ataque contra dos campos de entrenamiento de la milicia chiita Amal, de vinculación iraní.

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Tras la caída de Badatú, último reducto de Arafat, los palestinos leales esperan el que final en la ciudad libanesa de Tripóli

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Al caer la noche, cesaron los intensos bombardeos de cañones y cohetes grad de fabricación soviética, disparados por los disidentes y sólo se oían disparos de armas automáticas con las que los palestinos fieles a Arafat defendían sus últimas posiciones dentro de un campamento en el que Regaron a vivir hasta 12.000 civiles y que, según testigos presenciales, había sido conquistado en un 90%.

A pesar de que el portavoz adjunto de la OLP, Mohamed Chaker, aseguraba a la Prensa en el estrecho callejón sin salida del barrio tripolitano de Zahrieh, donde Arafat ha instalado su cuartel general, que "nuestros hombres siguen aún controlando el campamento", milicianos que se replegaban de Badaui confirmaron la caída del último bastión palestino leal a la actual dirección de Ja resistencia.

Poco antes, en Damasco, un portavoz de los elementos rebeldes había anunciado "la expulsión de los partidarios de Arafat de Badaui", que empezó a ser hostigado por las fuerzas pro sirias hace exactamente 11 días tras la conquista, el 5 de noviembre, de Nalir el Bared, el otro gran campamento de Líbano septentrional que dominaban los milicíanos fieles a la OLP.

Los dirigentes palestinos habían previsto este último asalto contra Badaui, y Arafat en persona bajó a la calle a las dos de la madrugada del miércoles para anunciar a la Prensa que el ejército del presidente sirio, Hafez el Asad, había concentrado en torno a Trípoli "una división de infantería, una brigada especial de paracaidistas, 154 cañones, 90 morteros, mientras los libios disponen de una brigada notorizada". El lugarteniente de Arafat, Abú Jihad, vaticinaba que la . reanudación de la batalla era inmin e*nte".

Ahora los responsables de la' OLP pronostican que la ofensiva palestino-siria se extenderá hasta el mismo Trípoli, ciudad con más de 400.000 habitantes situada a 80 kilómetros al norte de Beirut; y Mohamed Chaker prometía a los periodistas "que seguirían teniendo noticias porque la resistencia durará al menos otros dos meses en esta ciudad".

Arafat desembarcó en el norte de Libano procedente de Chipre a mediados de septiembre, en plena guerra, civil. Libanesa, e inmediatamente después de su llegada las fuerzas armadas de Damasco reforzaron su dispositivo al tiempo que permitían rodear sus plazas fuertes a los palestinos opuestos a su liderazgo, que tardaron dos meses en arrebatárselas.

De hecho, cuando a las 3.30 de la tarde -hora peninsular española- disminuyó bruscamente la frecuencia de los disparos de artillería sobre el campamento, los proyectiles empezaron -a caer sobre la misma ciudad de Trípoli, donde combatientes palestinos y milicianos islámicos reorganizaban, en barrios densamente poblados, sus defensas con armas y vehículos rescatados de la derrota de Badaui.

A falta de balances definitivos sobre las, víctimas de ayer, fuentes policiales libanesas indican que el martes 62 personas resultaron muertas -entre las que figuran 38 milicianos leales- y 136 heridas, que se añaden a los 419 muertos y 984 heridos registrados en días anteriores. La jornada de ayer miércoles ha sido todavía mucho más sangrienta.

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