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Jornadas de reflexión

Las sesiones de ayer resultaron ser un día de reflexión tras la borrasca vendedora del viernes pasado. El papel continuó resultando mayoritario, pero algunos inversores institucionales comenzaron a tomar discretamente posiciones en algunos de los valores más castigados. Los precios de los valores eléctricos parecían haber tocado fondo al término de las reuniones, o al menos algunos de sus representantes más cualificados, mientras que el grupo bancarios se reflejaba como el más afectado por los restos de la marejada de ventas.El grupo de alimentación con un Aguila que ayer protagonizaba un picado espectacular, aunque después de hora daba la impresión que algunos grupos iniciaban tanteos compradores, y el sector siderúrgico también atravesaba horas bajas de la mano de Duro Felguera, a quien también se imponía ayer un importante correctivo. Otro apunte de la reunión lo constituyó la baja de Explosivos Río Tinto que perdía un punto y cuarto en el mercado madrileño y quedaba a merced de los embates de los operadores a corto plazo que intentaban materializar sus posiciones casi con la misma celeridad con que las habían asumido.

Pero quizá la nota más característica de las sesiones de ayer lo constituyó el hecho de que el único índice bursátil que mejoraba posiciones era el de Barcelona, justo el que reflejó en mayor medida el severo varapalo del pasado viernes. Precisamente por eso, los comentarios de los especialistas rezumaban esperanza en que se haya puesto freno al proceso negativo. Lo que escapaba a su análisis, y así lo reconocían, eran las hipótesis del comportamiento del grupo bancario.

Este sector presentaba ayer en Madrid un saldo vendedor genérico de 188.623 títulos. Banesto reflejó casi 75.000 acciones como diferencia vendedora, y se situó a la cabeza de estas entidades por el número de acciones puestas a la venta sin contrapartida compradora. Bilbao con 2.926 títulos cerró la clasificación. Por su parte, el Popular, con un recorte de 13 puntos sobre su última cotización -siete en relación a la posición papel sin operaciones marcada el viernes-, se constituyó en la entidad que reconocía de forma más expresa el mal ambiente que se cierne sobre los títulos de este sector.

Cada vez que se habla de coeficientes bancarios los inversores actúan de forma instintiva ofreciendo sus partidas, sin tener demasiado en cuenta el matiz que origina el comentario. Es algo similar a lo que sucede en el grupo eléctrico cuando en las últimas semanas alguien saca a relucir el tema de los dividendos. Viene a ser algo así como mentar la soga en casa del ahorcado. La comisión de Economía del Congreso aceptó algunas de las enmiendas del Grupo Popular y se ha llegado al acuerdo, pendiente de la aprobación del Pleno de la Cámara, de que una parte de los certificados de regulación monetaria (CRM) puedan constituirse en instrumentos válidos para ser afectos al cómputo del coeficiente de caja. La noticia en sí no tendría por qué resultar demasiado preocupante para los accionistas bancarios, pero parece que no se pararon en exceso a meditar las razones.

Telefónica terminó ayer su ampliación de capital, pagándose sus derechos a cinco pesetas en el mercado madrileño; algo menos de la mitad de su precio teórico, mientras que las acciones ganaban medio punto. No era calificada precisamente de brillante la trayectoria bursátil de la operación.

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