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El conflicto entre el ministro de Industria y CC OO ha abortado un intento de unidad sindical propiciado por UGT

El conflicto surgido entre el ministro de Industria, Carlos Solchaga, y Juan Ignacio Marín -y en la que UGT se ha visto involucrada tras las declaniciones del secretario general del Metal de la central socialista, Antonio Puerta- ha roto un intento de pacto entre los dos sindicatos de cara a las negociaciones sobre la concertación social. De una forma más clara, por parte de UGT, y con ciertas dudas por parte de CC OO, existía la intención de establecer un "pacto de mínimos" para defender conjuntamente en las diferentes mesas de negociación.

La Unión general de Trabajadores (UGT) tenía la intención de plantear a CC OO el establecimiento de una plataforma reivindicativa que recogiera aquellos puntos en los que ambos sindicatos coincidían sin ningún género de dudas. La idea sería la de defender conjuntamente, y sin fisuras, estos puntos básicos ante Gobierno y patronal, dejando otros aspectos más conflictivos, o en los que las centrales mantuvieran puntos de vista distintos, para la pura negociación entre las partes.UGT, según fuentes sindicales, realizó un sondeo entre determinados sectores de CC OO para ver con qué respaldo contaría su propuesta. Las primeras impresiones resultaron favorables a intentar un acercamiento de este tipo que facilitaría todo el proceso de negociaciones. Por otra parte, la central socialista perseguía, a largo plazo, la unidad de acción en otras áreas que, según los más optimistas, desembocaría en la unidad sindical en torno a las siglas UGT.

Para ello, previamente, debía producirse un acercamiento de posturas que demostrara a los sectores más moderados de CC OO la afinidad de posiciones. En una segunda fase se haría un llamamiento formal a la integración que, en los cálculos de UGT, desmembraría al otro sindicato, dejándole reducido al ala más radical y convirtiéndole en una central testimonial.

Contra esta postura, y dentro de la propia UGT, estaban los que veían muy dificil siquiera un acercamiento de este tipo, basándose en las profundas diferencias y enfrentamientos físicos y verbales a nivel de las bases, sobre todo en federaciones como las del metal. No obstante, en las últimas semanas se intentó un apaciguamiento en las hostilidades y los líderes de UGT realizaron llamamientos a la unidad. El propio Nicolás Redondo, en sus intervenciones en los diferentes congresos que han venido celebrando las federaciones ugetistas, moderó sus ataques hacia CC OO, centrándolos fundamentalmente en el PCE. En una de sus intervenciones llegó a decir que si antes UGT no estaba por la unidad, ahora, como central mayoritaria, podía realizar un llamamiento en este sentido.

Los incidentes registrados en el Ministerio de Industria, con el encierro de Juan Ignacio Marín, secretario general del Metal de CC OO, y la reacción de Carlos Solchaga vetándole de las negociaciones, junto con la permanencia de UGT en la mesa de concertación, han hecho disiparse las posibilidades de acercamiento.

Para CC OO -aun para aquellos que veían con buenos ojos un acercamiento de posturas-, cualquier sindicato en una situación semejante hubiera debido autoexcluirse de las negociaciones como respuesta al veto del Gobierno y no refrendar con su presencia la marginación de otra organización obrera. Por si quedaran dudas, las acusaciones de "deshonestidad, desvergüenza y estalinismo" vertidas por Antonio Puerta contra CC OO, erigiéndose en defensor de los agravios al Gobierno, han dado la puntilla final al intento de unidad.

También ha contribuido a todo ello la actitud beligerante de CC OO en los temas de reconversión, provocando movilizaciones cuando las conversaciones estaban abiertas. Los sectores más recalcitrantes de UGT aportan como prueba que la unidad es imposible con unas Comisiones Obreras que utilizan la técnica del acoso y de la negociación en forma paralela.

Sobre este contencioso se pronunció ayer la central sindical USO, que en una nota de su ejecutiva afirma que el "duelo de honor" que mantienen el Ministerio de Industria y UGT con Comisiones Obreras respecto a la reconversión industrial es un "espectáculo bochornoso". USO acusa al Ministerio de Industria de provocar la división y el enfrentamiento sindical".

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