Gromiko pide a Siria que amaine su presión militar sobre Arafat y lanza un llamamiento en pro de la unidad de los Estados árabes
El Kremlin trató ayer de convencer al Gobierno de Damasco de que amaine sus diferencias con el sector oficialista de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que dirige Yasir Arafat, a la vez que hizo un llamamiento a la unidad árabe, en este momento en el que -según Moscú- Washington y Tel Aviv se preparan para "nuevas y aventureras agresiones".
Esto es lo que se desprende de las informaciones oficiales y de las escasas filtraciones obtenidas después de la breve visita oficial realizada a Moscú por el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Abdel Halim Jadam. El ministro sirio salió ayer de Moscú, tras una estancia de poco más de un día, durante la que se reunió al menos un par de veces con su colega soviético, Andrei Gromiko.El jefe de la diplomacia soviética dejó bien claro que el Kremlin sigue viendo en Siria a su principal aliado en Oriente Próximo: tanto a la llegada como en la despedida de Abdel Halim Jadam, Gromiko estuvo presente en el aeropuerto.
En la versión de la visita del ministro sirio ofrecida ayer tarde por la agencia oficial Tass se decía que Jadam y Gromiko habían "intercambiado opiniones sobre la situación en Líbano, así como sobre los acontecimientos que se están desarrollando en el norte de ese país, en la zona de la ciudad de Trípoli".
Esta era la única referencia medianamente directa al asedio realizado durante los últimos días por las tropas sirias y los grupos palestinos obedientes a Damasco contra los guerrilleros leales a Arafat.
En el almuerzo en el que se reunieron ayer ambos ministros, el jefe de la diplomacia soviética subrayó también que es "altamente importante y urgentemente necesario superar las disputas y restaurar la unidad en las filas del movimiento de liberación del pueblo árabe de Palestina, que debe de continuar siendo un activo y efectivo factor de la lucha anti-imperialista en Oriente Próximo".
Gromiko hizo también un llamamiento a favor de la unidad y solidaridad de los Estados árabes, ya que su desunión favorecería, según él, a la "política agresiva" de sus enemigos. Como solución a los problemas de Oriente Próximo, el jefe de la diplomacia soviética propuso de nuevo una conferencia internacional sobre la región.
El Kremlin sigue, pues, sin variar la fórmula ofrecida ya hace casi tres años por el entonces líder soviético, Leónidas Breznev, mucho antes de que los israelíes entraran en Líbano y que los norteamericanos decidieran prolongar su estancia en ese país, al que acudieron como parte de la fuerza pacificadora compuesta también por el Reino Unido, Francia e Italia, después de los acuerdos de paz israelo-libaneses.
El ministro de Asuntos Exteriores de la URSS recalcó también ayer la tesis avanzada días pasados por la prensa de Moscú que afirmaba que el incremento de los efectivos navales norteamericanos frente a las costas de Líbano son un anuncio de las nuevas aventuras militares que Washington estaría preparando en colaboración con Tel Aviv.
Fuentes soviéticas siguen sin confirmar ni desmentir la noticia difundida por sectores oficialistas de la OLP que afirmaban que los líderes soviéticos habían enviado durante la última semana dos telegramas de apoyo a Yasir Arafat.
Entre tanto, en los mentideros occidentales de Moscú se rumoreaba que el número dos de la OLP, Abu Iyad, estaba a punto de repetir la visita que ya realizó a Moscú el pasado mes de junio para recabar el apoyo del Kremlin a Yasir Arafat, cuando éste comenzó entonces. a verse asediado por los grupos; disidentes protegidos por Damasco. Fuentes diplomáticas sirias en Moscú conservaban un completo mutismo y las versiones difundidas por Tass sobre el discurso pronunciado ayer por Abdel Halim Jadam durante el almuerzo que le ofreció Gromiko carecían de cualquier referencia al asedio de Trípoli.
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