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Declaraciones de Sáenz de Santamaría

El Periódico de Catálunya

Ha mencionado el terrorismo, una de las mayores preocupaciones de las gentes de este país. ¿Diría usted que eso puede tener algún final más o menos próximo? - Es un asunto muy complejo. Hay que intentar erradicarlo, pero no hay que hacer concebir al pueblo español esperanzas de un éxito próximo. Lo más parecido al terrorismo etarra es el del Ulster. Al contrario que en otros lugares, nadie dice que el Reino Unido ha terminado con él y sus objetivos: una frontera, unas reivindicaiones territoriales de tipo independentista, el apoyo de un fanatismo casi religioso y unas medidas contraterroristas, que allí son el envío del Ejército con relevos permanentes durante 16 años y 500 bajas más que nosotros. Éstos son los parámetros en los que hay que moverse, no es tan fácil. Pero no hay que desmoralizarse y seguir luchando.- Usted no es, pues, partidarlo de que el Ejército entre en esa lucha.

- La comparación con el Reino Unido es suficientemente clara. ¿Contra quién vas a emplear el Ejército? Vamos a ser realistas. Aquí hay un problema que es aislar al terrorismo del entorno social. Porque el terrorismo, que empieza reclutando sus miembros entre gente con unos ideales, acaba convirtiéndose en un medio de vida, en una mafia. Se mueve miacho dinero y, al final, sobre esa mafia gira el terrorismo. La misma ETA tiene dificultades de reclutamiento. El ideal de lucha contra un régimen opresor se les viene abajo en el momento en que hay un Estatuto de autonomía y libertades democráticas. Esa dinámica lleva a que no haya terrorista arrepentido, porque esa gente no se puede reciclar. (...)

- En esa situación, ¿cree usted adecuadas las medidas legislativas anunciadas por el presidente del Gobierno?

- Se ha visto que el Gobierno tiene todo el apoyo legislativo. El terrorismo es el que está provocando que no se llegue a la plena democracia y a la convivencia pacífica, que podamos trabajar todos para sacar adelante a este país. Este sentimiento generalizado se ha reflejado en la Cámara y en las palabras del presidente sobre unas medidas que me parecen correctísimas.

- Usted ha vivido en propia carne, como delegado especial del Gobierno, el problema vasco.

- Estuve en el País Vasco en unas condiciones muy difíciles. Se me mandó el 2 de febrero de 1980, y permanecí hasta finales de octubre. Mi primera misión fue velar por las elecciones autonómicas del 21 de febrero. Entre los argumentos electorales de los principales partidos figuraba la oposición a las medidas policiales que tomasen las FOP en su lucha antiterrorista. Mi verdadera sorpresa, sobre los resultados electorales, fue la cantidad de votos alcanzados por la coalición de Herri Batasuna. Éste era el respaldo político al terrorismo, ése era el verdadero problema y todo hay que hacerlo en esa dirección: separar a los activistas del entorno político. (...)

6 de noviembre.

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