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La banca negocia con el Banco de España un nuevo sistema para financiar el déficit público

Un pacto que modifique las bases para la financiación del déficit público y garantice el control de la masa monetaria está siendo negociado al máximo nivel entre la gran banca y el Banco de España, de cara al desarrollo de la ley sobre coeficientes de caja de los intermediarios financieros. Si se consigue el acuerdo, a partir del próximo año la deuda pública a corto plazo bajará de interés y dejará de ser considerada competencia de los depósitos bancarios.

Las conversaciones se centran estos días en un doble objetivo. En primer lugar, se desea terminar el presente año con una especie de consolidación de la deuda del banco emisor, para lo cual, los 1,85 billones de pesetas en certificados de regulación monetária (CRM) suscritos por los iniermediarios financieros se incluirían en los coeficientes de caja. El segundo paso sería facilitar al máximo, a partir del próximo año, la apertura al público de la deuda del Estado a corto plazo, en forma sirnilar a los pagarés del Tesoro, pero con absorción de los actuales CRM que se utilizan para retirar liquidez del sistema.El proyecto de ley de Coeficientes de Caja, tramitado en las Cortes por el procedimiento de urgencia (mañana termina el plazo de enmiendas), introduce la posibilidad de inmovilizar hasta el 20% de los recursos ajenos de bancos y cajas, frente al 11,75% actual. A la vez, incluye en el cómputo de estos recursos los nuevos instrumentos financieros que están teniendo gran auge (pagarés, títulos hipotecarios, bonos, letras aceptadas o endosadas, pólizas de capitalización o renta, cesión de activos con recompra), mientras se extiende su aplicación a intermediarios hasta ahora no sujetos a dichos coeficientes (banca extranjera).

La inmovilización de estos recursos adicionales, que será desarrollada por el Ministerio de Economía y el Banco de España mediante un calendario después de aprobarse la, ley, preocupa tanto a los nuevos afectados como a la banca y cajas de ahorro, que recibirán este año casi 300.000 millones de pesetas, el doble que en 1982, por contribuir a un fin similar: la retirada de dinero del sistema mediante la suscripción de certificados de regulación monetaria emitidos por el Banco de España (ahora hay más de 1,8 billones de pesetas). Temen que para no aumentar mucho o para reducir el saldo de estos títulos, además de incrementar la salida de pagarés del Tesoro u otros títulos que absorban a los CRM de modo que no se eleve la cantidad de dinero en circulación, el Banco de España podría utilizar el recurso más fácil y barato de aumentar los coeficientes de caja.

Del 11,75% actual (más de un billón de pesetas), un 7,75% debe ser mantenido en caja o en el Banco de España sin remuneración, y el otro 4%, en depósitos que el banco emisor paga actualmente al 10%. El auge de los nuevos activos no sometidos a este cómputo queda reflejado por el hecho de que, mientras las disponibilidades líquidas crecerán este año un 10 % sobre los 16 billones iniciales (1,6 billones), con tales activos el crecimiento será del 14,7% (cerca de 750.000 millones de pesetas).

Inyecciones de dinero

Junto con este mecanismo de inmovilización, el Banco de España retira liquidez del sistema mediante los CRM, vía por la cual bancos y cajas han tratado de compensar sus cuentas de resultados. Así, mientras que el año pasado el billón de CRM en circulación se pagó por término medio a menos del 16%, este año llegaron al 23%, y es probable que el ejercicio termine con un promedio superior al 20% para 1,5 billones de pesetas de saldo.Aparte de las incertidumbres que genera el mecanismo en el mercado monetario -pues casi todos los CRM deben ser renovados cada tres o seis meses-, estos certificados han erosionado mucho la cuenta de resultados del banco emisor, que en cuentra un alivio en la creciente sustitución de certificados por pagarés, cuyos tipos de interés, inferiores al 16%, son sufragados por el Tesoro. Sin embargo, las inyecciones de liquidez realizadas al sistema por el dinero que entra del exterior y el fabricado en el Banco de España para financiar el déficit público han sido mayores de lo esperado. El recurso del sector público a la máquina de hacer billetes, inicialmente previsto en 81.000 millones de pesetas para todo 1983, se situó en verano cerca de 70.000 millones, y terminará el ejercicio en más de 150.000, si se cumplen las previsiones fiscales. Para 1984 se estima que será de 741.000 millones, Pero medios bancarios consideran que, con operaciones extrapresupuestarías (créditos extraordinarios y financiación de inundaciones, sobre todo), rondará el billón de pesetas.

Las inyecciones de dinero, teniendo en cuenta que en 1984 las disponibilidades líquidas deberán crecer un 10%, habrán de ser compensadas con inmovilización de recursos, vía mayor coeficiente de caja, o con la emisión de CRM, salvo la conversión de éstos en deuda a corto.

La posibilidad de acuerdo se centra actualmente en incluir también en la base de cómputo en los coeficientes de caja los CRM.

Paralelamente, como la renovación de CRM o la suscripción de otros nuevos se aproximaría en tipos de interés al fijado en el coeficiente de caja, supondría una baja sensible; con ello, banca y cajas de ahorro, que monopolizan en la práctica estas suscripciones y se han resistido a la difusión de los pagarés o deuda a corto entre sus clientes durante los últimos años, estarían en mejores condiciones para facilitar la máxima apertura al público de los nuevos títulos en que el Gobierno proyecta unificar CRM y pagarés, con la generalización de las características de estos últimos. En el futuro, un objetivo deseado es que el público pueda comprar los nuevos títulos a partir de 10.000 pesetas, lo que tendría éxito si banca y cajas dejan de considerarlos como seria competencia para sus depósitos. Eso requiere la reducción de tipos de interés y quizá algún apoyo fiscal.

El problema es que para iniciar este camino a partir del próximo año se considera necesaria previamente una especie de consolidación de la deuda actual del Banco de España en CRM, aunque jurídicamente la operación no revistiera tales características, a tipos que no deterioren las cuentas de resultados de la banca.

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