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Andrzej Koszutski

Ha viajado en caballo de Varsovia a Viena, vestido de soldado del rey Sobieski, vencedor de los turcos hace tres siglos

Andrzej Koszutski es un polaco nacido en Italia que se crió en la Patagonia argentina y regresó aPolonia para estudiar Medicina, pero se casó y se quedó en su patria, donde el mes pasado saltó a las páginas de los periódicos al repetir la hazaña de un antepasado: de Varsovia a Viena en caballo, vestido con la misma ropa que hace tres siglos llevaban los soldados del rey Jan Sobieski cuando liberó la ciudad, sitiada por los turcos.

En Varsovia, Andrzej "llámame Andrés, por favor"- cuenta al corresponsal de EL PAÍS: "Me crié en la Patagonia. A los siete años me pusieron sobre un caballo, y lo que se aprende de niño no se olvida". A los 37 años, Koszutski, que trabaja de intérprete, sintió deseos de emular a un antepasado que participó en la expedición de Sobieski a Viena. Se puso a diseñar y construir con todo detalle las ropas, la armadura, la silla de montar... "Fue un año de locura. Recorrí toda Polonia en busca de telas parecidas. Me gasté un dineral. Todo esto -me habrá costado 500.000 zlotys (800.000 pesetas)".Andrés consiguió ayuda de algunas empresas polacas, que financiaron la mitad del viaje, pero sobre todo encontró gente que se entusiasmó con la idea y trabajó gratis. "Un joyero se gastó unos 150.000 zlotys (240.000 pesetas) y no cobró nada". Un problema grave fue encontrar una pluma de grulla blanca para el gorro, lo que resultó una empresa imposible, pero "usé plumas de faisán, que quedaron bien".

El viaje fue accidentado. Koszutski, que salió con un compañero, tuvo mala suerte, porque su caballo se hirió al pasar un puente del ferrocarril; metió la pata entre las traviesas y el veterinario del pueblo tuvo que matarlo. 'Fue una decisión bastante triste. Era un caballo árabe de pura sangre". Andrés tuvo que comprar una yegua y continuó el viaje.

En Checoslovaquia enfermó el otro caballo, y su acompañante, un periodista de Cracovia, tuvo que desistir de la aventura. Koszutski siguió solo con su yegua. En los tres países Polonia, Checoslovaquia y Austria lo recibieron muy bien.

"En cualquier aldea, la gente, cuando veía un par de locos simpáticos, que parecían escapados de un libro de historia, salían a ofrecernos heno y avena para los caballos y cama para dormir", explica Andrés, que llevaba unos bigotes como el rey Sobieski.

'Los bigotes eran un lío para comer; se podía leer todo el menú en ellos. Cuando llegué a Varsovia los reduje a términos más modernos", dice el intérprete, que considera que la fase más delicada del viaje la pasó en la baja Austria, que el pasado mes de septiembre estaba en plena vendimia.

Andrés dice que el viaje se retrasó mucho en aquellos pueblos austríacos. "Llegué a pensar que no llegaría a Viena por la cantidad de vino que tuve que tomar; sufría mucho más el hígado que el trasero".

El viaje duró cinco semanas, en vez de las tres previstas. El motivo del retraso fueron los accidentes, "porque cabalgué mucho más de los 30 kilómetros al día, y un día llegué a los 100".

Koszutski lo tuvo más grave que el rey Sobieski y su gente hace tres siglos, porque "el problema en Europa son las carreteras, las vías, la urbanización. No es como la Pampa, donde tiras 100 kilómetros y no ves a nadie".

Koszutski llegó a Viena al cumplirse el tercer siglo de la batalla de Kahlberg, donde Sobieski derrotó a los turcos. El Papa polaco estaba por aquellos días en Viena, "pero sólo le vimos en televisión. Había centenares de polacos, vestidos con todas las ropas imaginables. Nos recibió el director de la Escuela de Equitación Española de Viena y nos trataron a cuerpo de rey".

A Koszutski le agradaría ampliar su radio de acción y cabalgar desde Polonia a España en 1985.

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