Zhang Jiming,
chino de 23 años, ha sido juzgado y ejecutado en China, víctima de la maldición del calzoncillo. El joven mató a un niño de un año, hijo único de un matrimonio que se había ya esterilizado, según las directrices gubernamentales, porque la tía del pequeño había tirado unos calzoncillos a la cabeza de su padre. Tras este ofensivo lanzamiento, considerado en China como mal augurio, Jiming culpó a la mujer de ser la causa de sus males y se vengó matando al niño.
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