Inicio del Centro la Música Contemporánea
Se congregó bastante público en el teatro Real para asistir al concierto inaugural del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. El Real se ha escogido para estas actividades por varias razones de peso, pero dista bastante de ser el lugar idóneo, no sólo por su capacidad, sino también por cuestiones de acústica, lo que resultó notorio con el Concerto de Falla, especialmente en la versión clavetinística: el instrumento solista, bien tocado por la experta Genoveva Gálvez, ni me pareció excesivamente bueno de sonido, ni se escuchó con suficiente presencia. Éste fue el punto más débil del concierto, ya que los otros cinco solistas, sobre todo los de cuerda, estuvieron menos felices que en la versión pianística de la misma obra con la que se inició la sesión.Uno de los aciertos mayores de Falla en esta obra singular, sin duda, fue la magistral especificidad clavetinística lograda, tanto en la escritura como en el control de la sonoridad global de la obra. En otras palabras, y tras aplaudir la buena idea de ofrecer el Concerto en las dos versiones posibles, hemos de mostrar nuestra clara predilección por la opción de clave. Manuel Carra hizo muy bien su parte y estuvo realmente formidable en la obra de Schönberg que cerró el programa.
Concerto -versión piano -(Falla), Superficie número 1 (Bernaola), Concerto - versión clave - (Falla) y Pierrot Lanaire (Schönberg)
Jane Manning (soprano), Genoveva Gálvez -(clave), Manuel Carra (piano). Conjunto Instrumental de Cámara de Madrid. Director: José María Blanco Gil. Teatro Real. 12 de octubre de 1983.
La Superficie número 1, de Bernaola, obra con más de 20 años de existencia, sonó con caracteres de música viva, propia de una personalidad poderosa que, como es natural, camina ahora por otros derroteros técnicos y sonoros. Pienso que la reposición de estas obras de los años sesenta, compuestas por la generación actual de maestros, es una de las labores más interesantes que puede abordar este, centro.
La, segunda parte del concierto se cubrió con la interpretación del Pierrot lunaire de Arnold Schönberg, 21 páginas sobre otros tantos poemas de Giraud que constituyen una obra crucial de su autor, de su escuela y del siglo XX. La concentración expresiva de la música, la formulación de la técnica del sprechgesang que propone, la excepcional riqueza sonora que el compositor obtuvo con un sabio e innovador empleo de los seis instrumentos que rodean a la Voz, hacen de Pierrot una auténtica obra maestra.
Tocaron bien los músicos, con momentos espléndidos como el solo de flauta de Morote en La luna enferma, y estuvo francamente sensacional la soprano Jane Manning, cantando y diciendo los textos con la profundidad poética, con los recursos vocales y dramáticos que han hecho de ella una de las primeras figuras de la interpretación de la música contemporánea.
Anotemos el sobrio y solvente trabajo del director de esta sesión.
Babelia
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