El vehículo humano
Callos, sabañones, calambres y varices son algunas de las enfermedades que afectan básicamente a las extremidades inferiores
Las piernas y los pies suelen sufrir alteraciones debido a la falta de ejercicio físico, malos hábitos arrastrados desde la niñez y actividades que obligan a permanecer gran parte del día de pie. Este cúmulo de errores acarrea callos, sabañones, calambres, varices, etcétera.El callo y las durezas tienen un tratamiento similar. Un remedio bastante eficaz consiste en asar o cocer un ajo y aplicarlo todas las noches, a modo de apósito, hasta que desaparezca. Cuando existe hinchazón, lo más conveniente es una cataplasma de cebolla cruda picada; se envuelve con una venda y se deja toda la noche; al quitar la cataplasma se lima el callo, ya reblandecido, y la capa córnea cae con facilidad. Una vez desaparecido el callo, el tratamiento debe continuar algunos días más, aplicando cataplasmas de arcilla para completar la acción de la cebolla.
Las varices se deben a un dilatamiento de las venas y al mal funcionamiento valvular. La forma más eficaz de evitar la formación, o al menos su avance, se halla en estimular la circulación de la sangre, reforzar las válvulas y vigorizar las paredes. Una alimentación natural y sana, al dejar pocas toxinas, favorece la circulación y la vigorización de las paredes vasculares. La grosella y la salvia son plantas tónicas muy poderosas que alivian y fortalecen las paredes; la melisa silvestre y la aspérula olorosa ayudan a circular la sangre. El limón es otro producto básico que debe ser incluido como habitual en la alimentación diaria.
El agua fría es un remedio excelente contra las varices; se puede tomar en baños cortos, caminando por las márgenes de un río o del mar.
Cuando no se pueda realizar de forma natural se suple con la ducha o el baño de asiento (poderoso estimulante de la circulación), este último puede tomarse con las piernas también sumergidas, si las proporciones de la bañera lo permiten. También es importante descansar con los pies levantados.
Cuando existen dolores venosos, inflamación del tobillo, etcétera, se aplican tres o cuatro niveles de hojas crudas de repollo en la parte afectada y se mantienen toda la noche; la mejoría generalmente es instantánea. Las varices pueden reabsorberse poniendo en la zona enferma compresas templadas, empapadas de una cocción de corteza de roble y parra: 100 gramos de corteza de roble y un puñado de hojas de parra por litro de agua; cocer durante 10 minutos o más y dejar que repose la mezcla hasta que se entibie. La cocción puede utilizarse unos 10 días.
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