Marcos anuncia nuevas medidas de austeridad mientras siguen las manifestaciones en Manila

Mientras nuevas manifestaciones autigubernamentales, de carácter festivo y pacífico, se celebraban ayer en el distrito financiero de Manila, el régimen de Ferdinand Marcos anunciaba medidas de austeridad económica e intentaba dotar de credibilidad a la comisión encargada de investigar el asesinato del líder de la oposición, Benigno Aquino.

Por segundo día consecutivo, millares de manifestantes llenaron ayer de confetti el cielo de la avenida Ayala, el Wall Street de la capital filipina, y, entre gigantescos embotellamientos de tráfico y estruendo de bocinas, marcharon hasta el cercano campo de fútbol de Ugarte, donde varios líderes de la oposición pronunciaron duros discursos contra el presidente.Aunque esta moda de lanzar desde las ventanas de los rascacielos periódicos cortados en trocitos se inició como una protesta contra las escasas o tendenciosas informaciones que los diarios de Manila ofrecieron sobre el asesinato de Aquino, las pancartas exhibidas ayer, en un ambiente: festivo, pedían claramente la dimisión de Marcos. Las fuerzas antidisturbios no hicieron acto de presencia y la acción de protesta transcurrió sin incidentes. Una nueva manifestación ha sido convocada para hoy, viernes.

Aparentemente ajeno a esta, protesta de los empleados y ejecutivos de bancos y grandes compañías, Ferdinand Marcos dirigía un discurso televisado a la nación, en el que pedía austeridad para resolver la grave crisis económica que atraviesa el país y que obligó a su Gobierno, el día anterior, a devaluar el peso filipino en un 27%.

Vestido con la tradicional camisa filipina, el barong, y moviendo con soltura el brazo derecho que, según algunos rumores tendría paralizado a causa de su enfermedad, el presidente Marcos, de 66 años, pronunció un largo discurso, en inglés y tagalo, en el que anunció una nueva política económica que, en la práctica, se reduce a producir más, exportar más y consumir e importar menos. Citando las marcas comerciales por su nombre, Marcos dijo que había que pensar en menos coches Mercedes y videos Betamax para comprar productos filipinos.

Por otra parte, la comisión investigadora del asesinato de Benigno Aquino, que preside el congresista Arturo Tolentino, después de que dimitiera el presidente anterior, y de que el cardenal Jaime Sin se negara a formar parte de ella, parece recibir un nuevo impulso una vez que han pasado 45 días desde la muerte del líder de la oposición.

Marcos ha ofrecido que dos miembros de la oposición participen en esta comisión investigadora, que realizará sus propias pesquisas, al margen del informe hecho por el Ejército, y que contará con la ayuda de detectives privados, además de los del National Bureau of Investigation (NBI), la versión filipina del FBI norteamericano.

Comparecen los militares

Los cinco militares que escoltaron a Aquino desde la portezuela del avión que le llevó a Manila hasta el lugar de su asesinato, a sólo unos metros, comparecieron el miércoles ante la comisión, pero la sesión sé celebró a puerta cerrada y la Prensa no pudo entrevistarles. Dos de los militares aseguran que vieron con sus propios ojos como el presunto asesino, Roberto Galman, disparó contra Aquino, segundos antes de ser abatido por las fuerzas, de seguridad.

Revelaciones de la viuda de Aquino

Sin embargo, la viuda del líder asesinado, Corazón Aquino, reveló ayer que tiene los nombres de dos mujeres filipinas, residentes en Japón, que viajaban en el mismo vuelo de China Airlines, la línea aérea de Formosa, y vieron como Aquino era asesinado por un militar. Esto parece concordar con las grabaciones recogidas por un equipo de la televisión japonesa en las que, como ruido de fondo antes de los disparos, se oye decir en dialecto filipino "Dispara ya" y "Déjamelo a mí".La comisión presidida por Tolentino, que asegura que convocará todos los testigos, incluidos los periodistas extranjeros que viajaban con Aquino, nació ya con escasa credibilidad y tiene muy difícil el poder ganársela. Pero los portavoces gubernamentales aseguran que están dispuestos a llegar "a las últimas consecuencias" en esta investigación.