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Chad, telón de fondo de la 'cumbre' franco-africana que preside Mitterrand

La ciudad francesa de Vittel, al este de París, es desde ayer sede de la X Conferencia de Jefes de Estado de Francia y de África, en la que participarán el presidente francés, François Mitterrand; 20 jefes de Estado francófonos, dos jefes de Estado observadores y 14 delegaciones también observadoras, totalizando 37 países. La guerra de Chad domina la cumbre franco-africana.No se espera que la reunión de Vittel dé con la fórmula milagro que acabe con el eterno problema chadiano, pero sí que el actual presidente, Hisséne Habré, se vea influenciado por los múltiples mediadores africanos, deseosos todos de que se negocie la paz.

Las cumbres franco-africanas celebran su décimo aniversario y cada año concluyen con un nuevo éxito. En 1973, el entonces presidente, Georges Pompidou, reunió a 10 jefes de Estado. Hoy, el mundo francófono, que cada año se reúne en Francia y en África, alternativamente, suma los dos tercios de la población del continente. Aunque el "mano a mano" entre Francia, potencia media, y 37 países del Tercer Mundo tiene aún mucho de puro espectáculo, lo cierto es que el interés que le conceden los protagonistas del mismo es creciente. En ello influyen los lazos que mantiene Francia con esos países: acuerdos de cooperación y militares, la zona del franco, más de 200.000 franceses residentes en diversos países francófonos. Esto explica que este año, en Vittel, como los anteriores en otras latitudes, la cumbre congregue a los jefes de Estado considerados progresistas y a los moderados.

En Vittel, la cuestión que centra los trabajos, desde que ayer Mitterrand pronunció el discurso de apertura, es la guerra de Chad entre las tropas gubernamentales de Habré y las del rebelde Gukuni Ueddei, respaldado por Libia. Francia, en virtud de sus acuerdos con Chad, ha desencadenado la operación manta, consistente en el envío de cerca de 3.000 soldados que, según las autoridades de París, aun no han disparado ni un tiro. Su misión sería, en primer lugar, tranquilizar a los demás Gobiernos africanos, que hasta ahora aún no estaban muy seguros de que el Gobierno socialista les socorrería en caso de necesidad. La segunda misión de las tropas francesas: frenar el avance de las libias. Y, por fin, facilitar el funcionamiento del Gobierno de Habré.

Las discusiones de Vittel, a las que asiste Habré, debieran clarificar, aunque sólo fuera levemente, el futuro. Francia quiere que Habré y Gukuni negocien, pero reconoce que este último, como así lo sospecha también la mayoría de los jefes africanos, "es un fantoche de Gadafi". Libia quiere apoderarse de parte, si no de todo el territorio de Chad, pero Francia no quiere enfrentarse con Gadafi. Gukuni, sin condiciones, está dispuesto a negociar. Y, Habré, por fin, no quiere ni oír hablar de ello.

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