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Kohl no ha resuelto los problemas de la RFA ni los socialdemócratas son una alternativa válida

Ayer se cumplió un año del cambio de Gobierno en Bonn, tras 13 de coalición social-liberal (SPD-FDP). Manda un Gabinete de centro-derecha democristiano y liberal (CDU/CSU-FDP), con el canciller Helmut Kohl (CDU) al frente. En 12 meses, Kohl no ha conseguido dar el prometido cambio a la economía, se ha plegado a la política exterior norteamericana y ha consentido el inicio de desmantelamiento de conquistas democráticas por parte del ministro federal del Interior, Friedrich Zimmermann (CSU). A pesar del balance negativo, la oposición socialdemócrata (SPD) no ofrece una alternativa.

Las cifras de parados se mantienen y aumentarán con la llegada del invierno, la expansión no se advierte, la inflación ha quedado reducida de un 6%, en tiempos de la coalición social-liberal, a un 3% estos días. Demasiado poco para lo prometido con el cambio en Bonn. El milagro no se produjo.El Gobierno está decidido a continuar su línea económica de saneamiento y reducción del gasto público, con recortes a las prestaciones sociales. Un medio camino entre la política del anterior Gobierno, sin atreverse a llevar adelante un programa abiertamente antisocial.

En política exterior, el Gobierno de Kohl se arrimó al lado de EE UU. A lo largo de 12 meses no se ha escuchado en Bonn ni una sola iniciativa, ni una idea original que fuese más allá de decir amén a las propuestas de "nuestros amigos norteamericanos".

Un tímido intento de impulsar el plan del paseo por el bosque de Ginebra, que evitaría el estacionamiento de los Pershing 2 en la República Federal de Alemania y reduciría considerablemente el número de misiles, quedó pronto abortado ante las protestas de los halcones en Washington y en las propias filas democristianas. Ni Kohl ni el ministro de Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher (FDP), fueron capaces de sostener con convicción el modelo que evitaría a la RFA convertirse en el único país que estacione los Pershing 2.

Curiosamente, el nuevo Gobierno de Bonn se ha apuntado algunos puntos en las relaciones con la otra Alemania, la República Democrática Alemana, que, acuciada por la necesidad de créditos en divisas fuertes, parece haber iniciado una serie de concesiones de tipo humanitario.

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