La falta de limpieza en el final del Júcar, una amenaza ante las posibles lluvias de otoño

La falta de cauce en el tramo final del río Júcar, antes de su desembocadura en Cudera (Valencia), por la acumulación de árboles y materiales arrastrados por la riada de octubre de 1982, constituye una amenaza ante posibles lluvias que el otoño suele traer en esta zona valenciana. El río se encuentra en algunos tramos intransitable con barca, ya que la sedimentación de materiales ha reducido ostensiblemente su fondo y árboles caídos impiden el paso.

Los ayuntamientos que han dado la señal de alerta estiman óptimas estas semanas para su limpieza, ya que el caudal registra el nivel más bajo del año.El municipio de Sueca, que limita con la margen izquierda del río a lo largo de 17 kilómetros, fue el primero en investigar el peligro de esta situación y reclamar colaboración a los ayuntamientos de la margen derecha, situados en este mismo tramo (Riola, Fortaleny y Cullera). La Confederación Hidrográfica del Júcar, organismo del que depende la vigilancia del río, tiene conocimiento del peligro -"la insuficiencia de este cauce siempre ha sido grave", afirma un portavoz-, pero no dispone de presupuesto para proceder a esta limpieza después de las inversiones realizadas para rehabilitar el río tras la riada de octubre.

A pesar de la falta de presupuesto, la Dirección de Obras Hidraúlicas, en colaboración con la Comisaría de Aguas del Júcar inicia hoy una inspección de la zona denunciada por los alcaldes para proceder en los próximos días a su limpieza de escombros.

El estudio realizado por el Ayuntamiento de Sueca contabiliza más de 1.800 árboles sedimentados en el lecho y localiza 200 puntos donde la tierra se encuentra desprendida e impide el paso del agua. El tramo final del Júcar, en la comarca arrocera de la ribera baja, tiene un recorrido sinuoso, dibujando numerosos meandros, ya que la escasa variación de las cotas del terreno -prácticamente llano- influyó en que el curso del agua no tuviera un trazado definido y recto hasta su desembocadura. La escasa velocidad con que discurre el agua hace que ésta sortee con dificultad los obstáculos de su cauce y se desborde con facilidad.

"El río no había estado nunca así", afirma Alfredo Guillén, alcalde de Sueca. "Una mínima avenida puede taponar los ojos de los puentes que cruzan el río y derramar el agua. Hay que quitar el material que arrastró la riada antes de las lluvias para evitar peligros. Los sedimentos han subido en algunos puntos hasta dos metros el lecho del río sobre su nivel anterior a la riada. Los árboles que los agricultores tenían plantados en las márgenes permanecen caídos sobre el río y se juntan las ramas de una parte con las del otro lado".

Este ayuntamiento ha aprobado realizar algunas actuaciones para limitar el peligro, pero está buscando apoyos en la Administración central y la Generalitat valenciana para que doten de suficiente presupuesto a las tareas de limpieza. "Al menos, trocear todos los árboles permitiría que en caso de avenida llegaran sin dificultad al mar", sugiere Guillén como trabajo parcial, ya que el dragado del cauce requiere un presupuesto muy alto.

José Sancho Tello, de la Confederación Hidrográfica del Júcar, estima que desde la presa de Tous a la desembocadura del río el cauce siempre ha sido insuficiente, y que un proyecto a largo plazo consiste en ampliarlo. "Hasta un profano en la materia puede ver que el cauce es insuficiente para una avenida bastante menor que la del año pasado", afirma, "pero el dinero se ha agotado para realizar una, limpieza y dragado después del que hicimos en primera emergencia". Sancho Tello estima que la falta de limpieza deI cauce "es relativamente peligrosa, como siempre", y que es necesario buscar alternativas globales de la comarca, ya que "después de la situación creada el pasado año no es cosa de que cada pueblo resuelva su problema".