La CEE propone un nuevo impuesto sobre el consumo de materias grasas
La Comisión Europea propuso formalmente ayer imponer un nuevo impuesto al consumo de las materias grasas y aceites, exceptuada la mantequilla, en la CEE. Esta medida -aún deben decidir los ministros y probablemente nunca lo harán- llevaría anualmente a las arcas comunitarias lo correspondiente a 600 millones de dólares. Estados Unidos, gran exportador de soja, se resiste a tales ideas. En Madrid, según una fuente fidedigna, EE UU volvió a presionar este verano para rechazar una tasa de este tipo y defender sus tesis tradicionales.La propuesta contempla una tasa equivalente a 1.000 pesetas sobre cada 100 kilos de materia grasa, vegetal o animal, salvo la mantequilla, sea o no importada, consumida en la CEE, lo que se traduciría en un aumento de un 3% a un 8% para el consumidor.
La tasa, de hecho, no afectaría marcadamente a la diferencia de precios -ni, por tanto, al consumo- del aceite de oliva y de los demás aceites, aunque sería un primer paso hacia un acercamiento de los precios. Vendría a penalizar algo a los países nórdicos, consumidores de margarina, y a otros aceites no de oliva, que se resentirán. Los ingresos estarían dirigidos a financiar los gastos del sector de aceites y grasas.
La tasa sería no discriminatoría, es decir, afectaría tanto a los productos importados (un 60% de los que se consumen en la CEE en este sector) como a los fabricados en la Comunidad. Se evitaría así una dura renegociación de la situación con Estados Unidos.
Pero es una propuesta tímida, aún muy alejada de las ideas franco-italianas para fomentar el consumo del aceite de oliva de cara al ingreso de España en la CEE. Pero, incluso así, es un primer paso peligroso para los norteamericanos. Lo más probable es que la CEE no lo dé y todo siga como hasta ahora.
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