'Pennies from heaven'
Escribo a quien me lea por la necesidad de darle a conocer una obra maestra del cine. Durante el cursillo que dirigieron la pasada semana en Santander (UIMP) Guillermo Cabrera Infante y Vicente Molina Foix tuve el privilegio de presenciar Pennies from heaven, película dirigida en 1981 por Herbert Ross y que, al parecer, fue un fracaso en EE UU (ya que dejó pronto de exhibirse).A mi juicio, Europa debería rescatarla, y desde aquí hago un llamamiento a distribuidores y exhibidores. Nos gustaría tanto como allí disgustó, nos enamoraría por su novedoso planteamiento: los números de esta comedia musical no son metáforas realizadas de sueños, sino, simplemente, metáforas irreales de un único sueño.
Con sutiles matices de inquietante anormalidad y tintes de prosaica tristeza se van sucediendo secuencias maravillosas en las que los protagonistas, enjaulados en tiempos de crisis (1929), cantan sin sus voces, bailan sin sus cuerpos en un mundo soñado e invadido por la sola idea del dinero. Allí hay monedas gigantes que giran al ritmo de bailarinas y peniques que caen, como lluvia, del cielo. Y hay un director de banco que regala -enloquecido- bolsas repletas de dinero, mientras canta con voz de corista.
Pennies from heaven es una terrible realidad cotidiana presidida por miedos y es también un sueño contaminado por esos mismos miedos que presiden la realidad. Soñar ya no es evadirse (como en los viejos tiempos del kitsch). Soñar es ahora seguir estando -de otra forma en el mismo mundo sin fisuras, totalizador- en la red que todo lo abarca.
Soberbiamente realizado, este gran homenaje al cine musical es a la vez dos cosas: un espectáculo inolvidable y un guiño de la inteligencia... de Herbert Ross. /
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