La detención del policía Medina reabre el enfrentamiento entre Vera y Sanjuán dentro del Ministerio del Interior

La detención del inspector del Cuerpo Superior de Policía Juan José Medina Lozano por supuesta extracción de documentos oficiales abre un nuevo desencadenante en la guerra que desde hace meses mantienen los dos equipos que inciden en el Ministerio del Interior, por un lado Rafael Vera, hombre de confianza del ministro José Barrionuevo, y por otro el subsecretario de dicho departamento, Carlos Sanjuán, persona próxima al vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Medios policiales consultados por este periódico coinciden en señalar que la detención de Medina, desde ayer en situación de prisión por orden del juez, se trata de un golpe de efecto de Barrionuevo, lo que supone un nuevo deterioro de la imagen de Sanjuán, cuyo cese viene siendo promovido desde hace tiempo por un amplio sector del propio Ministerio.

Diferentes observadores consultados en este sentido estiman que la corporación policial está atravesando actualmente unos de sus peores momentos, con intoxicaciones y continuos enfrentamientos y disidencias entre funcionarios, lo que califican como un reflejo de lo que ocurre en la dirección del ministerio. A esto, siempre según estas impresiones, habría que añadir el destacado protagonismo que están tomando determinados sindicatos policiales en este conflicto, algunos de cuyos dirigentes gozan indistintamente de la confianza de los mandos enfrentados, que incluso han admitido en sus respectivos equipos a destacados dirigentes sindicales.El conflicto, sin embargo, surgió por la incorporación al equipo de gestión ministerial de hombres que años atrás destacaron en el campo sindical al frente de la Unión Sindical de Policía (USP), desde donde salieron para promocionar el nuevo grupo Plataforma Unitaria de Policías (PUP), cuyo máximo impulsor desde fuera de la corporación fue »el propio Carlos Sanjuán.

Éste, con el beneplácito del actual director general de la Policía, Rafael del Río, astuto y evasivo en cualquier conflicto que se genere, se hizo prácticamente con la llamada Brigada de Interior, hoy dentro de la Comisaría General de Información, a cuyo frente colocó a hombres como el subcomisario Mariano Baniandrés y el inspector Medina, ambos de su confianza. Paralelamente situó a otros dos inspectores, José Luis López Esteban y Mariano Briones, dentro del esquema de Interior, por lo que los disidentes de la USP constituían un bloque sólido dentro del aparato ministerial, e incluso operativo, dada la importancia de la Brigada de Interior.

Sindicalistas en Interior

El conflicto estalló el pasado mes de junio con la salida de Baniandrés y Medina de la Brigada de Interior, momento este que coincidió con varias denuncias sobre supuestas escuchas ¡legales y con el inicio de una serie de intoxicaciones intencionadas que aún no han cesado. La remodelación no se hizo esperar y, mientras permanecían en sus puestos hombres como López Esteban y Briones, Barrionuevo nombró nuevos comisarios regionales y logró situar, también con el beneplácito de Del Río, a destacados dirigentes de la USP, caso del comisario Jesús Merino, al frente de la Secretaría General de la Policía (segundo puesto de mando de la corporación), y el comisario Francisco Turégano (el hombre al que se adjudicó la desarticulación de la extrema derecha en Valladolid), como segundo jefe de la Brigada de Interior.En esta remodelación salieron el hasta entonces secretario general de la Policía, Jesús Caballero, antiguo socio de Medina en una academia de preparación de acceso al Cuerpo; el propio Medina y el subcomisario Baniandrés, que quedaron a disposición del director general de la Policía. La dirección de la Brigada de Interior se la adjudicaron al comisario Alberto Elías, ajeno al sindicalismo policial, que ha sido precisamente quien ha dirigido las investigaciones que han determinado la detención de Medina.

Medios policiales interpretaron esta pequeña remodelación como un intento de contrarrestar el poder de influencia de Sanjuán dentro del departamento, pero no dejaron de criticar el excesivo protagonismo que se le daba esta vez a hombres de la USP, caso de Merino y Turégano, habida cuenta de que, a pesar de la acreditada profesionalidad de estos, se volvía a situar en puestos decisorios a hombres de reconocida actividad pública en el sindicalismo policial.

Dentro de esta situación de conflictividad permanente, se produce la detención del inspector Medina, sobre quien pesaban acusaciones anteriores, aunque sin probar, acerca de supuestas filtraciones de documentos a algunos medios informativos. Precisamente existe en el Ministerio del Interior un escrito que el Sindicato Profesional de Policía (SPP), tercer sindicato en cuestión, envió en el mes de mayo. En el escrito se informa de un incidente de tráfico en Asturias entre un automóvil, que luego se supo que pertenecía a la Brigada de Interior, y un camionero, del que se desprenden algunos datos que, según fuentes consultadas por este periódico, podría aportar indicios sobre las sospechas existentes.

El juez ordenó ayer el ingreso de Medina en prisión, aunque no se llevará a efecto y continuará detenido en las dependencias de la DSE, de Madrid, dado el fuero especial que protege a este tipo de funcionarios. En medios policiales no se descarta la posibilidad de que se produzcan otras detenciones o, en su lugar que se llame a declarar a algún antiguo compañero de Medina, uno de ellos su antiguo jefe Baniandrés, que precisamente el lunes inicia el curso de comisario.