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El Frente Polisario afirma haber ocupado parte del 'muro defensivo' marroquí en el Sáhara occidental

La guerra olvidada del Sáhara occidental vuelve a primer plano de forma espectacular, tras el anuncio hecho ayer por el Frente Polisario de la ocupación y control efectivo de cinco bases de apoyo marroquíes instaladas en el muro defensivo que rodea el llamado triángulo útil, a la altura de Smara, la capital religiosa del Sáhara occidental. La batalla, de una rara violencia, echa por tierra las alegaciones de algunos medios marroquíes quienes estiman que los saharauis atraviesan una crisis política con sus aliados libio y argelino.

MANUEL OSTOS, Argel

G., Madrid

Una fuerza saharaui, Posiblemente compuesta por blindados ligeros y sostenida con un importante apoyo de artillería, habría roto el muro defensivo, durante la segunda fase de la batalla iniciada, en torno a Smara, el pasado jueves.La batalla de blindades se prolongó durante los días 2 y 3 de este mes, incluso por la noche. Los hostigamientos de la columna saharaui se extendieron entre Bu-Craa y Smara, a todo lo largo del cinturón, con la participación de aviones Mirage y F-5 marroquíes, basados en Dajla (ex Villa Cisneros) y El Aaiún.

El segundo parte militar difundido ayer por el Polisario afirma que las fuerzas marroquíes se vieron obligadas a utilizar, helicópteros equipados de misiles Hot, así como enviar refuerzos a los tres regimientos copados en Smara.

A pesar de la existencia de un importante dispositivo de defensa en tomo al muro, compuesto por radares y zonas minadas, el frente saharaui asegura que ocupó, efectivamente, una parte de Este. Habida cuenta de que las bases de apoyo del muro están situadas a una distancia de seis kilómetros, donde estacionan dos compañías de 800 hombres, el Polisario habría abierto, teóricamente, una brecha de 30 kilómetros de largo, aunque hay que tener en cuenta que, a la altura de Smara, el muro se ampara en una antigua línea fortificada.

El último balance de pérdidas marroquíes, citado por el, Polisarío, concierne a 307 muertos, 400 heridos y la destrucción de 13 blindados y siete bases de lanzamisiles Tow, de fabricación norteamericana.

En el espacio de un mes, la tregua militar que existía en el Sáhara occidental, si se descartan los hostigamientos de poca duración contra algunas guarniciones marroquíes del muro defensivo, ha desaparecido por completo. La primera batalla importante tuvo lugar en Lemseyed, a finales de julio, en una zona colindante con la frontera saharaui-marroquí. Dos semanas después, el Polisario lanzaba una nueva operación no lejos del río Draa, en la región de Uarkiz, en pleno sur del reino alauí, es decir, un territorio no reivindicado por los saharauis.

Desde el punto de vista del impacto político, la operación del Uarkiz ha sido recogida con mayor interés por los analistas occidentales, en cuyos medios se ponía en duda la posibilidad de que el Polisario atacara de nuevo el sur de Marruecos, no lejos de la frontera con Argelia.

Lo cierto es que ello demuestra que no ha existido una prohibición argelina. "El Polisario hace su propia guerra y Argelia le sostiene, por una cuestión de principios...", siguen repitiendo, invariablemente, los argelinos.

Las operaciones militares en el Sáhara están destinadas, según el Polisario, a demostrar a Rabat que sólo el lenguaje de la negociación directa con los saharauis puede poner término al conflicto. La tesis es tan conocida como la hostilidad de Marruecos a negociar con los mercenarios, término empleado en Rabat al referirse al Polisario.

A pesar de ello, saharauis y marroquíes han mantenido ya una primera reunión secreta en Argel, en el curso de la cual elaboraron los términos del método de trabajo que habría que seguirse en futuras conversaciones. Tras ese encuentro no ha habido, aparentemente, ningún otro contacto.

En ese mismo contexto hay que situar la declaración hecha por el presidente argelino Chadli Benyedid, hace pocos días, en el sentido de afirmar que "la construcción del Magreb árabe no se hará a expensas de la lucha del pueblo saharaui...". Las próximas semanas pueden marcar, militar y políticamente, un paso importante en el largo y penoso camino destinado a reconciliar los beligerantes.

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