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Perros policía para las calles madrileñas

Desde el 15 de septiembre, la Policía Municipal dispondrá de seis canes entrenados para detectar drogas y explosivos e inmovilizar delincuentes

Seis perros pastores alemanes ayudarán a la Policía Municipal, a partir del 15 de septiembre, en la vigilancia de los centros escolares madrileños en los que se haya detectado presencia de drogas. Los canes, adquiridos en un millón de pesetas, están perfectamente adiestrados para obedecer las órdenes, defenderse, atacar y detectar drogas y explosivos. La Guardia Real, la Guardia Civil, la Policía Nacional y los tres Ejércitos utilizan ya perros para variadas misiones, desde el rastreo de una persona hasta la detección de sustancias diversas. 220 canes, principalmente de la raza pastor alemán, se dedican en nuestro país a estas tareas de seguridad y defensa; el número no es muy elevado si se compara con el de la República Federal de Alemania, donde parte de los 3.000 perros policía que existen están adiestrados incluso para disolver manifestaciones.

La decisión de adquirir los seis pastores alemanes se tomó cuando José Barrionuevo, actual ministro del Interior, era delegado de Seguridad y Policía Municipal del Ayuntamiento madrileño. Durante estos últimos cinco meses siete policías municipales han participado directamente en el entrenamiento de los seis animales, tarea que se realizó en la escuela de adiestramiento de la Guardia Civil, en El Pardo.Eros y Blake seguirán el rastro de todo tipo de drogas, duras y blandas, en estaciones, tabernas, colegios y algunos barrios, como el de Malasaña. Perseguirán, en la línea de la reforma efectuada por el Gobierno en el Código Penal solamente a los traficantes o camellos. Estos animales son inquietos y nerviosos y, una vez que han olido la droga, se abalanzan sobre ella con furia y la aprisionan entre sus dientes hasta que el guía les indique que la suelten.

La agresividad es también la principal característica de Freud, Brando y Borja, perros preparados para defensa y ataque. Durante los entrenamientos, los animales atacan con fiereza al presunto delincuente, conocido como maldito, sin escatimar mordiscos. El policía que representa este papel, siempre el mismo, es el más joven de la sección canina, y aun cuando se le viste con un traje especialmente resistente, de piel de elefante, tiene los brazos plagados de hematomas a causa de los mordiscos.

Herno, que, como los demás, es de raza pastor alemán, ha sido adiestrado para detectar explosivos, una misión que tradicionalmente han efectuado los canes de la Guardia Civil. Esta circunstancia ha despertado ciertos recelos, motivados por disputas de competencias. El comandante Collado, director del centro de adiestramiento de perros de la Guardia Civil, no vacila en manifestar su desacuerdo -"por una cuestión de operatividad"- con la posibilidad de que la Policía Municipal se dedique también a localizar explosivos. La razón es que, "una vez descubierto el hipotético artefacto tendrán que ser hombres del Grupo de Técnicos de Desactivacion (Tedac) de la Guardia Civil los que decidan si desactivarlo o explosionarlo".

Al contrario, el sargento Vázquez Novo, responsable de la sección canina de la Policía Municipal, cree conveniente que el cuerpo al que pertenece amplíe sus funciones a todos los campos que afectan a la seguridad de los ciudadanos. "Nosotros somos ambiciosos", afirma Vázquez Novo. "Pretendemos proteger la seguridad ciudadana en todos los ámbitos, y uno de ellos es precisamente la localización de, explosivos".

Mayor eficacia contra artefactos explosivos

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En cualquier caso, todos coinciden en que el perro es la mejor fórmula para descubrir los explosivos ocultos. Su fino olfato sigue siendo superior a la eficacia de las más sofisticadas máquinas. "El perro supera los métodos mecánicos en acierto y movilidad", asegura un cabo que trabaja desde hace siete años en el adiestramiento de los animales y que ha colaborado en la localización de explosivos en el País Vasco. "Puede desplazarse a cualquier lugar; las máquinas son grandes y pesadas, y su porcentaje de acierto es menor'.Sin embargo, los animales que muestran buenas cualidades para esta tarea son difíciles de encontrar; tan sólo un 10% o un 15% de los candidatos son seleccionados. La aptitud para la búsqueda de drogas es más frecuente, y oscila entre el 40% y el 50%, un nivel similar al de los que sirven para rastreo, ataque y defensa. Cada uno de estos animales cuesta alrededor de las 300.000 pesetas, aunque, según Enrique Mezquita, delegado de Seguridad Ciudadana, cuando el Ayuntamiento de Madrid adquirió los perros en Alemania Occidental costaron en total algo más de un millón de pesetas.

La República Federal de Alemania y Estados Unidos son los países donde las fuerzas de seguridad utilizan con mayor profusión perros-policía. En EE UU se emplean del todas las razas, incluso callejeros, y también otros anima les, como ratas, principalmente en localización de explosivos. Los perros tienen una vida activa de siete años, desde los dos hasta los nueve de edad, y en España no reciben sus instrucciones en castellano, sino en alemán, idioma que tiene mayor número de monosílabos, más inteligibles para los animales.

Los perros atienden sólo la voz de su amo

El entrenamiento que durante los cinco últimos meses han recibido los hombres de la Policía Municipal madrileña ha sido intensivo y puede servir de base para una futura escuela de adiestramiento canino dependiente del Ayuntamiento de Madrid. Después del rodaje de la sección canina por las calles de la ciudad, está prevista la compra de otros 14 perros, hasta formar un cuerpo de 20 hombres y otros tantos animales. El plan forma parte del cambio de filosofía y de concepción sobre lo que han de ser las policías locales, explica Enrique Mezquita. "El policía municipal", dice, "no debe vigilar sólo el ordenamiento del tráfico, sino estar en contacto directo con el ciudadano y auxiliarle. Esto lo pueden hacer mejor las policías locales que otros cuerpos de seguridad porque están siempre en el mismo distrito y tienen una visión más próxima de los problemas".A cada hombre se le ha asignado un perro para que la compenetración entre persona y animal sea absoluta. De este modo se consigue que el animal obedezca tan sólo la voz de su amo. Si un presunto delincuente le grita plas -voz con la que se ordena que se tumbe- al perro que le ataca o le vigila, éste no hará caso. El timbre de la voz y el juego contínuo entre guía y can es la base de la obediencia y la eficacia.

Para conseguir que el perro descubra narcóticos, explosivos o tabaco de contrabando se unta un rodillo, con el que previamente se le ha acostumbrado a jugar, con la sustancia en cuestión, hachís o heroína, Goma 2 o trilita, Winston o Marlboro. El animal cree que todo es un juego, que si cumple bien su papel ganará un premio, el cilindro, y una caricia o un gesto amable de su guía. El animal piensa siempre que está buscando su rodillo y, una vez que lo olfatea, reacciona con agresividad, caso de narcóticos y en defensa y ataque, o se sienta tranquilamente a su lado, cuando se trata de explosivos.

El proyecto inicial sitúa la base de la sección canina en la Casa de Campo de Madrid, desde donde hombres y animales partirán a los lugares en que se tenga noticia de la presencia de traficantes o de explosivos. El sargento Vázquez Novo espera que, paulatinamente, los perros comiencen a efectuar misiones de vigilancia en ciertos barrios, como el de Malasaña. De su eficacia depende la extensión del sistema a otras ciudades españolas. La apuesta por la utilización de canes en tareas de seguridad está en marcha, y otras ciudades españolas pueden seguir el ejemplo.

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