La salvaguardia de la estabilidad bancaria internacional / 1
El proceso de internacionalización de la actividad económica vivido durante las últimas décadas se ha manifestado con particular intensidad en el campo financiero. Este fenómeno, que ya fue importante durante los años sesenta, ha conocido un gran auge a partir de los setenta. Los bancos, según el autor, han pasado a ocupar un papel preponderante en la articulación de los flujos financieros internacionales, siendo ésta una de las grandes innovaciones financieras del período.
ÓSCAR FANJUL
M. S.,
Son, sobre todo, los bancos las instituciones que han canalizado los excedentes de los países exportadores de petróleo hacia los deficitarios, permitiendo que éstos puedan retrasar o suavizar, según se quiera valorar, los ajustes que exigían las nuevas condiciones reales.Y es a través de la concesión de crédito y suscripción de bonos extranjeros y eurobonos cómo los bancos se convierten en los más importadores creadores de liquidez internacional, produciéndose una privatización del proceso de creación de reservas. Esta expansión de la banca internacional tuvo lugar gracias a desarrollos de la tecnología y a una reducción en la regulación exterior, que permitió, además, un aumento de la competencia en las actividades bancarias internacionales.
Desafortunadamente, este proceso de liberalización e internacionalización financiera se ha producido en un período en el que también ocurren otros importantes cambios y, en concreto, un apreciable aumento del nivel general de variabilidad de las condiciones económicas y de la incertidumbre.
Una época de incertidumbre
Así, por ejemplo, se produce en esta época el abandono de los tipos de cambio fijo y se entra en un período de alta volatilidad de las cotizaciones de las monedas, mayor que la esperada, y muy influida por elementos distintos de los que pudieran considerarse las condiciones fundamentales subyacentes en las economías.
De igual modo, este período se caracteriza por mayores niveles y fuerte variabilidad de las tasas de inflación.
La adopción de nuevas reglas de política monetaria también es otro elemento que contribuye a determinar una mayor volatilidad de los tipos de interés, elemento éste muy importante a la hora de comprender los problemas de los países prestatarios. Por otra parte, los shocks reales de los años setenta también contribuyen a aumentar el grado general de variabilidad e incertidumbre.
Finalmente, los últimos años han sido también testigos de un aumento del grado de incertidumbre política, que ha tenido importantes implicaciones en la estabilidad económica internacional. Los casos de Irán, Polonia y Argentina, y el temor a un aumento del uso de armas económicas en la confrontación política internacional, son ejemplos de ello.
La importancia adquirida por las instituciones bancarias y las particulares circunstancias mundiales a las que nos hemos referido han replanteado con intensidad el problema de la estabilidad financiera internacional.
El principal temor existente es que algunos prestatarios no pue dan hacer frente, por ejemplo, a un préstamo sindicado, lo que afectaría a los prestamistas directos, pero también a otras instituciones que proporcionaron piarte de esos fondos en el mercado interbancario, todo lo cual podría acabar en un proceso en cadena de retirada de depósitos y, en fin, de contracción generalizada de liquidez internacional, con sus consiguientes efectos reales.
El peligro de este tipo de acontecimientos ha aumentado por varios motivos: porque la mayor competencia redujo sensiblemente los márgenes de benefició di las operaciones internacionales de los bancos, porque la inflación de los últimos años ha hecho disminuir apreciablemente los ratios de capital de estas entidades y porque el vencimiento de los préstamos es sensiblemente superior al de los depósitos afectados.
A todo lo anteriormente citado hay que añadir la subida de los tipos de interés reales, más bajos cuando el primer shock petrolífero que cuando el segundo, que tan intensamente ha afectado a los países prestatarios.
La crisis de 1974
Este riesgo de aparición de crisis financieras tiene su contrapartida a nivel nacional, pero aquí existen mecanismos tales como la regulación más o menos intensa de las operaciones activas y pasivas bancarias, la actuación del banco central como prestamista de última instancia o los sistemas de seguros, que se consideran aceptables para evitar descensos bruscos de la cantidad de dinero como consecuencia de la aparición de pánicos bancarios.
No existen, sin embargo, mecanismos que garanticen con igual eficacia la estabilidad financiera a nivel internacional. El primer toque de atención en este sentido se plantea en el año 1974, cuando aparecen problemas importantes como los planteados por las quiebras de los bancos Franklin y Herstat, casos éstos que han dado lugar a una ingente literatura.
Los acontecimientos de este año mostraron que se estaba entrando en una época de mayor riesgo e inestabilidad. De igual modo, pusieron de relieve que no existía ni un sistema que evitara la crisis, ni acuerdos claros sobre cómo debían actuar las autoridades monetarias cuando aquéllas aparecieran, tal como se desprendió de la diferente actitud que adoptaron el Bundesbank y el Federal Reserve.
La postura de este último fue la de aceptar una mayor responsabilidad sobre el resultado de la actuación de uno de sus bancos, al tener en cuenta para ello no sólo las repercusiones domésticas, sino también las internacionales.
Quedó claro también que había terminado la época en la que las autoridades monetarias podían circunscribirse al territorio nacional en su labor de control y supervisión financiera. Era fundamental que las autoridades consideraran el impacto de su actuación, y la de los intermediarios financieros bajo su directo control, sobre el resto de la comunidad internacional. Pero también era evidente que, muy frecuentemente, resultaba difícil distinguir los problemas estrictamente nacionales de los que podían tener repercusiones internacionales.
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