El ayuntamiento niega que existan vejaciones en el trato de la Policía Municipal a los gitanos

El concejal presidente de la Junta Municipal de Carabanchel, Manuel Mella, manifestó ayer que son falsas las denuncias que la asociación nacional Presencia Gitana realizó sobre presuntos malos tratos continuados que miembros de la Policía Municipal infringen a la comunidad gitana en el barrio de Pan Bendito". La denuncia fue presentada el pasado jueves en el Juzgado de Instrucción numero 21. No obstante, el Concejal de Seguridad y Policía Municipal, Emilio García Horcajo, indicó que no tiene constancia formal de la denuncia, y que, en caso de que se tuviera, el ayuntamiento realizará las investigaciones necesarias.Fuentes de Presencia Gitana aseguraron que habían enviado, con fecha 2 de agosto, una carta dirigida al segundo teniente de alcalde, Javier Angelina, en la que le comunicaban lo ocurrido. En la denuncia se piden también responsabilidades al Ayuntamiento de Madrid por no haber intervenido en el problema. Los conflictos entre gitanos y policías municipales en Pan Bendito tienen un largo historial, según Presencia Gitana, cuyo punto álgido se produjo el pasado 25 de febrero, cuando un joven gitano, Emilio Amador, murió a causa de un disparo efectuado por un policía municipal.

García Horcajo expresó su temor de que, al aparecer estas notícias en los medios de comunicación, "se prejuzge negativamente la actuación de un colectivo de 4.000 personas por las presuntas, y no probadas, irregularidades de algunos de sus miembros".

Sobre el problema de la venta ambulante, que en determinados casos está prohibida por ordenanzas municipales, y que afecta de manera especial a la comunidad gitana, García Horcajo señaló que el ayuntamiento no distingue la raza a la hora de hacer cumplir las disposiciones municipales. Sobre las requisas de mercancías supuestamente destinadas a la venta ambulante, y que los gitanos denuncian como robo de sus legítimas pertenencias, el concejal. de Seguridad y Policía Municipal manifestó que los productos perecederos, como la fruta, se destinan a centros de beneficiencia.