Para veraneo, la Moncloa

Los diez días de vacaciones pasados por la familia González en la provincia de Soria eran más de los que el Presidente tenía en mente cuando le ordenaron sus consejeros el retiro a la finca de Icona en Lubia. "Hemos estado muy a gusto, los sorianos son encantadores y me ha impresionado la Laguna Negra. He recorrido las zonas que describe Machado en sus poesías..., pero el jueves pasado pensaba regresar a Madrid".Con estas palabras explicaba ayer a la prensa el presidente, sevillano y andaluz practicante, que no había nada extraño en su regreso a la Moncloa el lunes. "Me hubiera gustado ir un fin de semana a otro sitio, pero me quedaré aquí, aunque no voy a trabajar todavía a ritmo normal", añadió.

Felipe González y el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, eran ayer los únicos inquilinos en el complejo residencial la Moncloa. Guerra regresó a primeras horas del mismo día de ayer de su lugar de veraneo en la provincia de Cádiz, pero ni él, ni el secretario Julio Feo, ni el portavoz titular, Eduardo Sotillos, estaban presentes, para regocijo de los profesionales de prensa que pudieron cortésmente y relajados cubrir la primera cita presidencial de la temporada, con el canario Jerónimo Saavedra. El complejo de la Moncloa era ayer un lugar de veraneo más.

Los ministros siguen de vacaciones

El presidente no ha pedido a ninguno de los ministros que adelante su regreso a Madrid. Tan sólo Fernando Morán, que sigue de cerca las negociaciones con Marruecos, y José Barrionuevo, que viajó anoche desde el valle de Arán, estarán el resto de la semana aquí.

De la Quadra está en Asturias, Serra y Solana en Baleares, Lluch en Gerona..., aunque para el fin de semana o en cualquier caso antes del Consejo de Ministros del día 24 estarán todos en sus despachos. No se descarta que el presidente viaje mañana o pasado a Palma de Mallorca para despachar con el Rey.

La justificación de la sin razón del regreso de las vacaciones soríanas no evitó que el presidente dijera que está preocupado por la situación en el País Vasco, en especial la guerra de las banderas, o por la conclusión del acuerdo con Marruecos y el que queden a salvo los intereses de los pescadores canarios.

Pero a tenor de sus palabras lo que preocupa a Felipe González es cómo salir airoso del debate parlamentario sobre política nacional e internacional que tendrá lugar a la apertura del periodo de sesiones en el Congreso de los Diputados, a partir de la segunda semana de septiembre.

"Creo que la sociedad española se dará cuenta del saneamiento, que estamos realizando de las cosas con que nos hemos encontrado. Podría hacer una relación larga de problemas que me gustaría que alguien me aclarase, como los 300.000 millones de pesetas perdidos por las autopistas españolas, o que alguien en el Parlamento me preguntase qué ha sido de los 350.000 millones de pesetas que no han pasado por los Presupuestos ni por la contabilidad del Estado, y que denunciamos al comienzo de nuestro mandato", dijo el Presidente como muestra de la artillería que tiene preparada para ese debate.