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Los sindicatos tienen que adaptar su estrategia a las nuevas condiciones sociales

ENVIADO ESPECIALLos sindicatos en España deben replantearse su papel y asumir las nuevas condiciones sociales para desarrollar la acción sindical, según las conclusiones más significativas que se desprenden del seminario sobre Cambio social y acción sindical en España (1975-1983) que, organizado por la Fundación Largo Caballero, fue clausurado ayer en la universidad internacional Menéndez Pelayo. La necesidad de establecer nuevas estrategias sindicales y abrir las organizaciones a los nuevos colectivos de trabajadores que van surgiendo en nuestro país como consecuencia de la transformación de las estructuras laborales ha sido la constante de un curso que se ha visto empañado en ocasiones por la contestación provocada por la exclusión formal de CC OO en los trabajos.

Las ideas apuntadas han sido defendidas de distinta forma por, prácticamente, todos los conferenciantes. Antón Sarazibar, secretario confederal de UGT, que cerró el ciclo de conferencias hablando del futuro sindical, insistía en estas nuevas estrategias y subrayaba la necesidad de adecuar las estructuras de las centrales hacia la incorporación de los nuevos colectivos, trabajando para conseguir que el sector servicios tenga un grado de sindicación importante.Sarazibal, que al referirse a las perspectivas de futuro hizo gala de una exquisita objetividad, utilizando la expresión "movimiento sindical" para evitar referencias concretas a cualquier sindicato, intenté recoger lo que en materia de estrategias entendían tanto UGT como CC OO. Antón Sarazibal recopiló la mayoría de las ideas vertidas a lo largo del seminario y las proyectó hacia el futuro. Ante la alternativa de política de confrontación o de negociación, señaló que el movimiento sindical en su conjunto había optado por la segunda. "Porque", dijo, "es lo que demanda la clase trabajadora".

En cuanto a las reivindicaciones que se han de plantear conjuntamente -y Sarazibal se mostró absolutamente convencido de que la unidad de acción era posible-, afirmó que las grandes líneas de lo que a su juicio conformaba el paquete de la acción sindical contemplaban el mantenimiento del poder adquisitivo considerado en su doble vertiente de salario nominal y salario social. El sacrificio salarial que ello pudiera entrañar ha de ser compensado con prestaciones sociales.

En política de empleo propugnó la defensa del programa socialista y reparto del trabajo existente, mediante la reducción de jornada (38 horas semanales en dos años) y el objeto de conseguir en cuatro años las 35 horas. Al mismo tiempo habría que abordar una política contraria al pluriempleo y a las horas extraordinarias. Por otra parte, subrayó la necesidad de que los sindicatos participen activamente en las reformas sociales pendientes, seguridad social, Administración pública, etcétera.

El único punto en el que se produjeron algunas discrepancias entre el conferenciante y los representantes de CC OO presentes en el seminario se produjo cuando Sarazibal habló de la necesaria presencia de las centrales en las organizaciones de carácter internacional. En este punto se le preguntó si UGT seguía manteniendo el veto para la entrada de CC OO en la Confederación Europea de Sindicatos (CES). Antón Sarazibal afirmó que la postura de UGT seguía siendo la misma, por entender que la CES agrupaba a sindicatos de políticas similares, existiendo otras organizaciones donde CC OO ya estaba representada.

Tanto Sarazibal como el resto de los sindicalistas de UGT que han participado en el seminario (José María Zufiaur y Juan Mazarrasa), al igual que los demás ponentes, han coincidido en que el auténtico reto que el movimiento sindical español tiene planteado se centra en la necesidad de dar paso a unas estrategias que tengan muy presente la transformación experimentada por nuestra sociedad en estos últimos años.

Los propios representantes de CC OO, que han estado acudiendo al curso como alumnos -y al margen de sus críticas por su exclusión oficial-, han mostrado posturas muy semejantes en estos temas. En definitiva, se apunta hacia un nuevo concepto del sindicalismo provocado por el cambio en las estructuras laborales, a las que se refirieron los sociólogos Juan José Castillo y José Félix Tezanos a lo largo del seminario. Concepto, por otra parte, cada vez más alejado de una idea exclusivamente obrerista y de reivindicación inmediata.

Resulta significativo que la mayor acritud en las discusiones se haya producido, salvo mínimas excepciones, a la hora de estudiar el pasado del sindicalismo español y no a la hora de establecer los grandes parámetros de su estrategia futura.

Cuando Antón Sarazibal esbozaba qué materias había que incluir de cara a las próximas negociaciones colectivas, las divergencias con CC OO eran más de matices que de contenido. Y tal vez de la forma en que la negociación tenía que llevarse adelante. Los dos sindicatos se muestran claramente favorables a la interlocución con el Gobierno y a seguir ahondando en la política de concertación.

En la clausura del seminario, Vicente Jiménez y Enrique Fraguas, director y secretario respectivamente del curso, insistieron ayer en estos puntos, recalcando que, a pesar de las fricciones notadas durante la semana, se había logrado una considerable altura en los debates y sobre todo se había conseguido unificar criterios en lo fundamental.

La ausencia de CC OO ha aportado, curiosamente, interés y riqueza a los debates. Los representantes de este sindicato, al verse obligados a exponer su postura respecto a los temas que se iban abordando, provocaban un análisis de mayor profundidad por parte de los propios ponentes y de los alumnos. Lo extenso del temario ha hecho que no se hayan estudiado con más detalle otros aspectos.

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