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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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En la víspera deI plan electrónico

Tomando como base los estudios que la Administración anterior encargó a una comisión de expertos, el ministerio está en vías de ultimar las opciones, las prioridades y los instrumentos que configuren el plan.Las líneas de actuación seleccionadas que se han filtrado a la opinión pública son las siguientes:

1. Fomento de la demanda del sector público para mejorar su productividad y calidad.

2. Negociación con las multinacionales para que incorporen a España en sus esquemas de fabricación y desarrollo.

3. Promoción por el sector público de actividades controladas desde España, como la ofimática, la enseñanza y la telemática.

4. Orientación de las compras del sector público por el valor industrial que cada suministrador aporte al país.

5. Fijación de prioridades de desarrollo autónomo sobre sectores como la ofimática, enseñanza y telemática, microelectrónica y software (logical), mediante establecimiento de ayudas a la investigación.

Naturalmente, sin examinar los documentos finales que presente el ministerio, sin conocer los criterios que puedan animar la interpretación del desarrollo del plan, sin saber la reacción de las multinacionales a las invitaciones que el plan contenga, sin conocer cómo en la práctica se van a dirigir los presupuestos de la Telefónica -la principal demanda del sector-, es pronto para poder realizar siquiera un pronóstico del escenario al que nos puede conducir en unos años este ansiado plan.

Sin embargo, es aún momento para efectuar algunas consideraciones. La primera de ellas es que nuestro mercado es estrecho -como el plan reconoce-, pequeño, voluble a las modas y con un escaso hábito de planificación. Por ello, no pueden hacerse rentables muchos esfuerzos de desarrollo sofisticados. Nuestras empresas del sector tienen, además, un concepto de lo internacional secundario y marginal. Por ello, la licencia o los acuerdos de compensación ante fuertes programas de gasto público en tecnologías exteriores se han centrado en lograr cierto valor añadido local con la esperanza de alcanzar determinada capacidad de absorción tecnológica.

La práctica ha demostrado que, en general, esa absorción va unida a una limitación geográfica y a una pérdida de competitividad internacional, considerada ésta no como comercio de Estado o actividad marginal, sino como estrategia de desarrollo internacional. Así, tenemos empresas con buenos técnicos, familiarizados con muchas tecnologías, pero sin una especialidad concreta que pueda proyectarse internacionalmente a través de una producción en grandes series.

Línea de innovación

La segunda es que la innovación -la línea de desarrollo a seguir- no viene en los estudios de prospectiva o en los estudios de tendencias. Los estudios de tendencias de un sector ofrecen la esperanza razonable de actuación futura de los grandes de un sector. Hewlett Packard, Wang, Amdhal, Appel, Atari, Milacron, Unimation y tantas otras estrellas mundiales del comercio internacional y de la innovación nunca fueron previstas en un estudio de tendencia. Ni ellas ni los mercados que desarrollaron, incluso cuando ya tenían un cierto tamaño.

La tercera es que de los pactos con las grandes multinacionales cabe esperar efectos secundarios, pero no efectos tecnológicos sensibles o mejoras espectaculares de la balanza sectorial ni, desde luego, mercados exteriores apetecibles. Los casos de algunas grandes multinacionales establecidas en España después de largas negociaciones así lo aseguran. Algunas de ellas habían repatriado a los dos años, por asistencia técnica, cantidades muy superiores a la inversión (financiada, además) efectuada. No hay que desdeñar estos posibles pactos. Pero hay que situarlos en un marco en el que, además, se desarrollen otras vías alternativas. Establecer programas de desarrollo conjunto con una gran multinacional puede ser demasiado arriesgado, porque el control tecnológico siempre quedaría en la multinacional, que obtendría en casi monopolio el mercado local y ofrecería pocas compensaciones exteriores. Financiar, además, su entrada en un sector nuevo no parece lo más astuto.

La cuarta es que la innovación se produce casi siempre junto a un mercado. A mayor tamaño del mercado, mayor estímulo para los locos innovadores que pretenden, con unenueva visión del producto tradicional, llevarse una parte del bocado. El problema de investigar en España, para un mercado que sólo es rentable con perspectiva internacionat, es que el mercado no está aquí. Es demasiado difícil -sin mercadotecnia internacional- concebir desde Bilbao, Málaga o Barcelona un producto para el mercado canadiense, australiano, norteamericano o japonés. Sobre todo, un producto que recoge un hueco de un mercado dominado por grandes corporaciones. Y siendo necesario investigar, no se puede dedicar todo el esfuerzo para un mercado que luego no va a poder absorber el producto por pequeñez, o por falta de estructuras internacionales de comerciafización, o por inadaptación a otros mercados. Olivetti, con más de 60 ventanas tecnológicas en EE UU, muestra un camino por el que una empresa europea puede capitalizar ese dinamismo creador esta.dounidense, tutorizando y apoyando con capital de riesgo la consolidación de proyectos de innovación especializada (la especialización lo es siempre contra el mercado), promovidos por innovadores que conocen bien al mercado. Esas ventanas -muchas de ellas convertidas en estrellas emergentes- permiten conocer el mercado (el mayor mercado), conocer la dinámica industrial, los intersticios de comunicación y de información, obtener tecnologías nuevas (las que no están en las previsiones), producir desde Europa para EE UU y consolidar una visión trasnacional desde Europa.

Thoinson, Matra, Hasler, British Post Office, Bundepost, NKD y otras muchas empresas inician con,éxito este camino desde hace un par de años. Esperamos que en nuestro país, además de las grandes líneas del plan, también se siga este camino de un modo suficientemente intenso.

Nuestro plan electrónico, para ofrecer resultados importantes y esperados, va a requerir altas dosis,de creatividad. Pero la creatividad debe ser productiva y hay que salir a buscarla donde nacen los creadores. Allí donde está el mercado.

es economista y consultor.

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