Tereza Minasio,
una brasileña, vive nueve años con una aguja en el útero. Este cuerpo extraño, según palabras de su médico de cabecera, permanece en su organismo desde que fue intervenida quirúrgicamente en Río de Janeiro, en 1974. Tereza no ha conseguido hasta ahora someterse a un examen ecográfico para determinar la posición exacta de la aguja porque la seguridad social brasileña no costea este tipo de procedimientos por considerarlos demasiado caros.
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