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Reportaje:Animales

El verdecillo, un pájaro para el jardín doméstico

Su presencia es frecuente en Europa, Asia y el norte de África

La pura verdad es que no puede decirse del verdecillo que sea un animal de gran belleza. Sus plumas, en el macho adulto, son verdosas, con estrías más oscuras en las zonas del dorso, las alas y la cola, así como por la parte interior de la cabeza y los laterales. Las de la frente presentan coloración amarillenta, al igual que las cejas y algo del cuello, como asimismo la garganta, el pecho y el obispillo, aunque en esta zona la tonalidad es más viva. Como en tantas otras especies, durante la época del celo está mucho más bonito.Las hembras son un poco más pequeñas y el colorido de su plumaje no es tan brillante. Careen, por ejemplo, de las tonalidades amarillas, y la espalda es ardusca, con el pecho y la zona central grisáceos.

Pertenece a la familia de los fringílidos y es de los más pequeños entre éstos, no sobrepasan los diez centímetros más que en contadas ocasiones. Tiene la cabeza redondeada con pico corto y cónico, oscuro y los ojos negros y vivos en su expresión.

Cuando son animales jóvenes se puede diferenciar su sexo por el color de las plumas, ya que los machos y las hembras tienen los mismos tonos apagados.

La patas son cortas y de color marrón y en las garras los dedos están provistos de fuertes uñas negras.

El verdecillo se encuentra en casi toda Europa, en Asia y gran parte del norte de África y se aposenta igualmente feliz en un bosque que en un jardín; en un huerto que en un árbol. Es confiado y sociable, no teme la presencia humana y convive bien con animales de gran tamaño en comparación con el suyo, siempre que no demuestren una agresividad manifiesta. Se le ve algunas veces mezclado con las bandadas de jilgueros y también con pardillos, etcétera. Sólo se muestran algo más renuentes a los acercamientos en épocas de celo. Entonces puede ser belicoso en extremo, e incluso cruel en las luchas con individuos de su misma familia disputando las hembras.

No canta mal, ocasionalmente incluso diríamos que bastante en y excepcionalmente en la temporada del amor, que para ellos comienza mediado el mes de marzo. Hace su nido casi con cualquier cosa, pero de pequeño tamaño.

En él, la hembra, que se ha tornado dulcísima, pone y cuida esmeradamente cuatro o cinco huevecillos. A los trece días nacen los polluelos.

Come semillas de lechuga, escarola, insectos, brotes... Se comporta bien en cautividad, pero presenta algunas dificultades de adaptación.

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