Algunas reflexiones en torno al XI Congreso del PCE
La convocatoria del XI Congreso del PCE para el 14 de diciembre próximo, hecha en la última reunión de su Comité Central, ha venido acompañada de una notable expectación, dados los elementos de confrontación que se han puesto en evidencia en los debates y del natural eco que han encontrado en los medios de comunicación, fruto, lógicamente, de la decisión que dicho organismo tomó de abrirles totalmente las puertas.La trascendencia de estos hechos es innegable. Estamos en los inicios de la preparación del Congreso, y todo lo que se haga o diga a partir de ahora puede llegar a marcar o condicionar su proceso y los resultados. Un Congreso que será importante -y así se entiende por parte de todos los sectores políticos y sociales- no sólo para los comunistas, sino para el futuro -a corto y a medio plazo- de la izquierda en España. Las fuerzas de izquierda, las fuerzas de progreso, necesitan un PCE fuerte y con capacidad de incidencia, que se muestre abierto, flexible y, a la vez, unido en torno a unas propuestas programáticas y de acción concreta diaria que le capaciten para ser uno de los principales impulsores del auténtico cambio social, económico, cultural y estructural de la sociedad española.
Hay varios puntos de referencia que enmarcarán las discusiones en este período pre-congresual. Hay que señalar, sin embargo, que lo que se sitúa en primer plano no es la lucha por el poder, sino la reflexión política. Es decir, que la renovación en el partido debe ser consecuencia de las decisiones que se tomen en el Congreso, y no fruto de anteponer la composición del núcleo dirigente a la elaboración y aprobación de las propuestas políticas. Insistimos en esta cuestión porque el carácter personal -e incluso de grupo- que ha caracterizado el inicio de la discusión podría abrir una vía falsa y equivocada en favor de la toma de posturas apriorísticas, y esa vía dificultaría un debate abierto y sin maniqueismos, e impediría que los elementos positivos que contienen, sin duda, las distintas posiciones confrontadas, puedan llegar a recogerse en un esfuerzo de síntesis, alejando así el absurdo fantasma de una ruptura.
Primero el Comité Ejecutivo y ahora el Comité Central, han aprobado las líneas generales que enmarcarán la preparación de este XI Congreso. Esta será la base de discusión y de elaboración de resoluciones que tendrán el PCE y el PSUC, sus militantes y sus organizaciones. Una discusión y unas propuestas de resoluciones que deben hacerse en función de lo que hoy preocupa realmente a nuestros partidos, a la clase trabajadora y al pueblo en general, y que intenten dar respuesta a los problemas reales a los que nos enfrentamos.
Por la salida de España de la OTAN
Hay algunos elementos que consideramos fundamentales en este inicio de preparación del congreso. En primer lugar, y a nivel de la política internacional, es necesario un reforzamiento de nuestra política frente a la creciente agresividad del imperialismo. Ese reforzamiento debe traducirse en el campo de la lucha contra la política de bloques, por el desarme, para la salida de España de la OTAN, y que va íntimamente unida al papel de una Europa no ligada a ningún bloque y con voluntad de aportar una vía propia en el marco de una concepción policéntrica. A la vez, esta visión europea obliga a reflexionar sobre la integración de España en la CEE. Los valores políticos -que, para nosotros, son innegablemente positivos- de dicha integración, y la necesaria defensa de la participación democrática en este proceso de todos los sectores políticos y sociales, exigen una modificación de la forma en que lo está conduciendo el gobierno del PSOE.
Por lo que respecta a la política interior, es preciso hacer un exámen autocrítico de los resultados electorales del 28 de octubre y de las diversas crisis por las que han pasado los comunistas españoles. Y debemos buscar una explicación no sólo a partir de fenómenos externos a nosotros, sino sometiendo a revisión cuestiones políticas importantes, como es la validez o no, después del 79, de la política de concentración democrática que proponíamos, y analizando, también, las razones de ese alejamiento entre nuestras propuestas y los deseos de la clase trabajadora y la sociedad en general. Esta reflexión sobre la política española va íntimamente ligada al análisis de nuestra propuesta estratégica de futuro, que tiene un marco claro: la unidad de la izquierda. El PCE y el PSUC, desde la elaboración de un proyecto propio y a partir de estar en primera línea de las luchas reivindicativas de la clase trabajadora y las capas populares, continuaremos defendiendo y luchando por la unidad de la izquierda en España y en Europa. Diferenciamos, sin embargo, la unidad a nivel social de la unidad a nivel político y a nivel institucional, porque somos conscientes de las dificultades que tiene, en la actual coyuntura, la unidad a nivel político e institucional con el PSOE, ya que la actitud del Gobierno surgido de la mayoría absoluta que el PSOE tiene en el Parlamento puede conducirnos a una seria confrontación con su línea de actuación en el campo de la política internacional, la política económicosocial, la política de libertades democráticas y la política autonómica.
Política de solidaridad de izquierdas
Hay, por último, otro elemento fundamental de reflexión: la necesidad de definir con claridad el tipo de partido que precisa la clase trabajadora para hacer realidad una política de solidaridad, de izquierdas, de cambio real. Vamos a consolidar un partido que no caiga en el reforzamiento indirecto de la política de bloques, sino que opte decididamente por jugar un papel capital en los amplios movimientos de masas por la paz. Vamos a consolidar un partido que, ante un Gobierno del PSOE más permeable en la práctica a las presiones de la derecha económíca que no a la defensa de los intereses populares, no caiga en el sectarismo antisocialista. Este es un objetivo fundamental del XI-Congreso: un partido abierto, en constante renovación, marxista revolucionario, laico, y capaz de aparecer ante la sociedad como el punto de referencia más sólido de un proyecto de futuro auténticamente socialista con capacidad de modificar positivamente el presente.
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