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Entrevista:

Gadafi: "Francia se inmiscuye en Chad para mantener un títere de EE UU"

La tranquilidad del líder libio contrasta con la aspereza de las frases que pronuncia sobre el Gobierno francés. "He invitado al presidente Mitterrand a venir a Libia y estoy dispuesto a ir a Francia, no sólo para eliminar los malos entendidos y los problemas que han ensombrecido nuestras relaciones bilaterales, sino también para profundizar éstas y ampliarlas en todos los terrenos", dice el coronel.Pregunta. ¿Qué propondría usted al presidente Mitterrand para que Francia pueda desempeñar un papel positivo y eficaz en la solución del conflicto del Chad?

Respuesta. Estrictamente nada a este respecto -responde, glacial, el jefe de la Jamahirya (El Estado de las Masas) libia- No le reconozco a Francia ningún papel en el Chad ni en ninguna parte de este continente. África es de los africanos, al igual que Europa es de los europeos. Los anacrónicos conceptos de colonialismo que inspiran a su Gobierno son indeseables para nuestros pueblos y acabarán por arruinar los intereses franceses en el Tercer Mundo. Estamos de acuerdo con que Francia desarrolle relaciones de amistad y cooperación con todos los Estados, pero no admitiremos nunca que se comporte como tutora, que se inmiscuya en los asuntos internos del Chad, en especial proporcionando un apoyo militar a una de las dos partes en conflicto.

P. Ustedes hacen lo mismo armando y equipando a la parte contraria.

R. Eso es falso.. .

Como reacción a nuestra mueca, más que escéptica, el coronel Gadafi abandona el tono de la negación para chalanear: "Bueno, supongamos que entrego armas a las fuerzas del GUNT (Gobierno de Unión Nacional de Transición) que preside Gukuni Uedei. En ese caso habría servido a la causa del Gobierno legítimo del Chad, una coalición de 11 tendencias, políticas, étnicas, tribales y religiosas, que abarca la casi totalidad del territorio, tanto en el Norte musulmán como el Sur cristiano, así el Oeste como el Este. El GUNT se ha constituido democráticamente bajo la égida de la OUA, tras el éxito de la reconciliación nacional, y ha sido reconocido por la comunidad mundial, Francia incluida".

Y agrega: "Uedei está instalado en el territorio nacional de Chad y su ejército controla la mitad del país. Lucha contra un oficial traidor, Hissène Habré, antes ministro de Defensa de ese mismo Gobierno y que ha ocupado la capital Yamena por la fuerza de las armas. Y es a ese usurpador a quien Francia apoya, mientras la Prensa mundial se desata contra nosotros, africanos, vecinos y hermanos de los chadianos, porque hemos tenido la audacia de proclamar que Gukuni Uedei sigue siendo el legítimo presidente del Chad. Es Francia la que atiza las llamas de la guerra civil, la que constituye un obstáculo para el restablecimiento de la paz, de la unidad del país. Ése es el crimen".

Tras la indignación, real o fingida, el análisis de los yerros del Gobierno francés. Según Moamar Gadafi, el acuerdo de cooperación firmado entre París y Yamena en 1976 sólo se aplicaría si el Chad fuera víctima de una agresión exterior, por lo que quien debiera beneficiarse de las armas francesas es Gukuni Uedei y no Habré. El presidente Mitterrand y, sobre todo, los jefes de Estado africanos que le incitan a intervenir más todavía en el Chad crean un peligroso precedente al apoyar a unos rebeldes contra el poder legítimo".

"En efecto", agrega el guía de la revolución, "si uno de esos jefes de Estado tuviera mañana que verse alejado de su capital, aunque sólo fuera un día, por unos facciosos, el Gobierno francés tendría lógicamente que apoyar a estos últimos".

El coronel Gadafi dice estar persuadido de que el GUNT se instalará de nuevo, tarde o temprano, en Yamena. Los últimos reveses militares le parecen carentes de importancia: "En último extremo, la irradiación política del GUNT es lo que le asegurará la victoria", declara antes de exclamar: "¿Qué hará entonces París? ¿Negarse a tratar con Gukuni y, por consiguiente, aislarse del Chad? ¿O reconocer, una vez más, su legitimidad y perder así definitivamente la cara y toda credibilidad? Estamos asistiendo a una siniestra farsa. ¡Y pensar que Gukuni estaba considerado amigo de Francia y había exigido y obtenido la salida de las tropas libias del Chad!".

El coronel Gadafi quiere hacer una revelación al respecto. Según él, el ex secretario de Estado americano, Alexander Haig, despertó de madrugada, un día del otoño de 1981, al ministro francés de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson, para avisarle de que Libia se disponía a derribar al Gobierno de Gukuni Uedei. Informado a su vez por París, éste último había pedido al coronel Gadafi la evacuación inmediata del territorio del Chad. "Después ha lamentado amargamente esa decisión", concluye nuestro interlocutor, "pues la retirada de nuestro ejército hizo posible la ofensiva y la posterior victoria de Hissène Habré".

"Francia tiene muy malas compañías en el Chad", prosigue el presidente libio. "Está al lado de Estados Unidos para transformar un conflicto meramente interno en una confrontación entre el imperialismo y un pueblo que aspira a la libertad. Conjuga sus esfuerzos con Egipto, Sudán y Zaire, satélites de Estados Unidos, para mantener en el poder a ese títere americano que es Hissène Habré. Este, por lo demás, se ha comprometido con Washington a favorecer aún más la instalación de bases americanas en el Chad".

El coronel Gadafi se muestra igual de categórico cuando sostiene que Sudán y Zaire han enviado fuerzas en auxilio del Gobierno de Yamena "por orden de Estados Unidos y con la aquiescencia de Francia". Despreciativo, prosigue: "Ese Mobuti, no, ese Mobuta -¿o se llama Mobutu?- es un lacayo, un cobarde; jamás se habría atrevido a enviar unidades del ejército zaireño sin la bendición de Washington y de Tel Aviv... Es público y notorio que esas fuerzas están entrenadas, armadas y mandadas por israelíes".

"A pesar de todo", insiste nuestro interlocutor, "estamos a favor de una solución pacífica, de negociaciones entre las partes en conflicto, sin injerencia extranjera, como recomienda el Consejo de la OUA en la resolución que adoptó en Addis Abeba el 16 de julio pasado. Hemos invitado a Gukuni y Habré a entablar un diálogo, pero este último ha rechazado categóricamente nuestra propuesta. Peor para él. La resistencia proseguirá hasta la derrota del imperialismo americano o de sus agentes".

P. Denuncia usted constantemente a Estados Unidos, al tiempo que desarrolla sus relaciones con la Unión Soviética, cuyas miras hegemónicas no cesaba de condenar usted en otros tiempos. Incluso acusaba a Gamal Abdel Naser, por otra parte mentor suyo, de haber establecido relaciones demasiado estrechas, con el Kremlin. ¿Cómo explica el cambio de una alianza entre Trípoli y Moscú?

R. Nuestras relaciones con la Unión Soviética se consolidan en la medida en que se multiplican los desafíos imperialistas, y, si las circunstancias lo exigieran, yo no vacilaría en firmar un tratado de amistad con Moscú. Y en sentido inverso, nos alzaríamos contra la URSS si ésta se comportara como EE UU. Es cierto que yo atacaba a los árabes que ligaban su suerte a la de la URSS, pero admito que mis críticas de entonces no estaban basadas en una experiencia concreta y personal. Después de la muerte de Nasser, del cual somos herederos espirituales y tras la traición de Sadat, Libia quiere ser la garantía de la amistad árabe-soviética en todos los planos: político, militar, ideológico...

P. Justamente, ¿no hay divergencias fundamentales entre el marxismo y la doctrinas del Libro verde, del que es usted autor?

R. Ciertamente, hay grandes diferencias entre la sociedad marxista y nuestro Estado de las Masas. Pero se trata de dos vías paralelas que conducen ambas al progreso. No ocurre lo mismo con el capitalismo, que está en permanente colisión con el marxismo.

P. No ha dejado de resultar sorprendente otro de sus bruscos giros: ha visitado usted recientemente a los reyes Fahd de Arabia Saudita, Hussein de Jordania y Hassan II de Marruecos, si bien en numerosas ocasiones anteriores usted los calificaba de reaccionarios, de cómplices del imperialismo. ¿También ha cambiado de opinión sobre ellos?

R. Esas visitas atestiguan la unidad de la nación árabe. De derechas o de izquierdas, los árabes tienen derecho a discutir y reconciliarse. Se trata de un asunto de familia.

P. ¿Ha sido fructífero su encuentro con Hassan II?

R. Sí. Nos hemos puesto de acuerdo sobre el principio de un referéndum en el Sáhara occidental.

P. A partir de entonces, ¿han dejado ustedes de proporcionar ayuda material al Polisario?

R. Habíamos apoyado a ese movimiento cuando la ocupación española. Hoy se trata de autodeterminación y de negociación. Ya es hora de dar una oportunidad a la paz.

P. ¿Son igualmente buenas sus relaciones con Argelia?

R. Excelentes.

P. ¿A pesar del hecho de que los aviones franceses que transportan armas destinadas a Hissène Habré hayan volado sobre territorio argelino?

R. No veo ninguna relación. Es un asunto que concierne exclusivamente a Argelia y Chad.

P. ¿Cuáles son las razones de su enemistad con la dirección de Al Fatah y con Yasir Arafat?

R. Se equivoca usted: Yasir Arafat es un hombre al que quiero mucho y a quien considero amigo personal, lo mismo que a Abu Iyad y sus camaradas. Pero quienes han provocado una sublevación en el seno de Al Fatah son verdaderos revolucionarios, hombres de izquierda, con los cuales comulgamos muy naturalmente.

P. ...Y a quienes usted arma en sus combates contra la dirección de Al Fatah...

R. No, no necesitan armas; seguimos proporcionando ayuda a Al Fatah como en el pasado, pero resulta que los revolucionarios controlan ahora el aparato de esa organización palestina. Entonces los beneficiarios son ellos.

P. ¿Siguen apoyando ustedes las formaciones islámicas y progresistas de Líbano?

R. Más que nunca. Les proporcionaremos medios ilimitados en todos los campos para intensificar su resistencia contra la ocupación israelita y el vergonzoso acuerdo impuesto por Tel Aviv al Gobierno de Beirut. Dentro de unos minutos voy a recibir a Walid Jumblatt, que está al frente del Movimiento Nacional Libanés, para examinar concretamente esa cuestión.

P. ¿Sigue manteniendo buenas relaciones con la República Islámica del Irán?

R. Apoyo a la revolución iraní. Por esa razón he escrito al imán Jomeini para pedirle que no ataque a los comunistas del Tudeh, que forman parte de las fuerzas revolucionarias. El imán me ha contestado para exponerme sus puntos de vista.

El coronel Gadafl no quiere decir más. Evidentemente, las relaciones entre Libia y Francia le interesan mucho más. Declara: "Estamos dispuestos a desarrollar y reforzar nuestras relaciones con el pueblo francés y su Gobierno. Para ello serían muy valiosos los intercambios de visitas de alto nivel. Por desgracia sus dirigentes nos dan largas y vacilan. Sé, porque el ex canciller Kreisky me lo había dicho, que EE UU había prohibido a todos los países europeos recibirme. Sería una lástima que el Gobierno francés cediera a ese chantaje....

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